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Ponferrada

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ESTA SEMANA nos ha dejado la imagen del alcalde de Ponferrada cantando. Lo hizo en La Ventana de Gemma Nierga, el espacio de la cadena Ser que se emite por las tardes, y a lo que parece su voz sorprendió, y convenció, a la locutora tanto como al público que acudió al Teatro Bergidum para presenciar la emisión. Más de un oyente también estaría encantado, seguro. Debía estar contento el alcalde, y eso se le tuvo que notar, porque sólo unas horas antes, el empresario Victorino Alonso, el último gran patrón de la minería, anunciaba que cedería gratuitamente las viejas instalaciones de la central térmica de la MSP, un dinosaurio del desarrollo industrial de la Ponferrada de las primeras décadas del siglo XX, para que Zapatero pueda cumplir su compromiso de abrir en la ciudad el Museo Nacional de la Energía. Hay quien dice que detrás de tanta generosidad sólo hay un acuerdo entre el PSOE y Victorino Alonso para permitir al empresario explotar cielos abiertos en Laciana. Concretamente, lo dicen sin ningún tapujo en Comisiones Obreras y supongo que además de un motivo, tendrán algún indicio para decir lo que han dicho. Alonso está acostumbrado a negociar y mantener pulsos con quien sea. Con el PSOE, o con el Ayuntamiento de Villablino, con el Gobierno o con Endesa -y ahí tenemos el conflicto por el precio del carbón que abastece a la central de Compostilla- porque tiene fuerza; la que le dan los trabajadores que emplea, la de todas las familias que dependen de los sueldos que paga, y no son pocas. Y todas las administraciones que han tratado con él lo tienen muy en cuenta. La cesión de la vieja térmica, al margen de monedas de cambio reales o sólo sospechadas, es una estupenda noticia para la ciudad de Ponferrada, que ha visto cómo el tiempo oxidaba su vieja térmica, y el abandono y el expolio amenazaban la conservación de una verdadera joya de la arqueología industrial. La cesión hará posible que el edificio no se muera y dotará a Ponferrada con un museo de primer orden. Así que entiendo que el alcalde pueda estar contento y lo cante. Es de suponer que con cesión de la histórica central térmica al Gobierno, Carlos López Riesco también pueda ver resuelto un problema que podía ensombrecerle el ánimo; Alonso amagaba esta semana con acudir a los juzgados para paralizar las obras de una infraestructura tan importante al menos como el Museo de la Energía, el del puente del Sil, porque su trazado interrumpiría el acceso al transformador de la vieja térmica. Y esta claro que el transformador estaba siendo el brazo que permitía al empresario mantener un nuevo pulso, con el Ayuntamiento de Ponferrada en este caso. A nadie se le escapa que Alonso está molesto porque aún no dispone del suelo para edificar que se le prometió por convenio a cambio de que se hiciera cargo de obras como la de la avenida de Los Escritores. Alonso ha cumplido. Y el Ayuntamiento no. La tramitación de la nueva Ley de Urbanismo y la modificación del PGOU se lo han impedido. Y uno puede pensar, claro, que si el empresario cede ahora uno de sus brazos es porque no quiere usar dos veces la misma moneda de cambio.