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El derecho de pernada moderno

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EN LA EDAD Media existía el «Derecho de Pernada», que consistía en la potestad que tenía el «señor» amo de poner la pierna el primero sobre el lecho de los novios el día de la boda. Siempre se entendió como un derecho de poder disfrutar de la novia antes que el novio. Era una manera de demostrar que el «señor» era el dueño sobre los cuerpos de los vasallos. La creación del actual Estado de las Autonomías ha creado, al menos en la Autonomía de Valladolid, un «Derecho de Pernada Moderno» tan real y al mismo tiempo tan radical que el del medievo, en comparación, parece un juego de niños. Hace unos veinte años, cuando aún no existía la citada Autonomía, en León había varias empresas interesantes, entre las que destacaban Telefónica y Renfe.. Telefónica tenía mil quinientos empleados. Hoy, con la Autonomía, tiene trescientos. ¿Qué pasó? Fácil de comprender. Nos obligaron a integrarnos bajo las órdenes de un «señor» (Valladolid), vio la «moza» (Telefónica), le gustó y dijo «ésta pa mí» Pero no la gozó una noche, se quedó con la «moza» para siempre. Con la otra «moza» (Renfe) pasó lo mismo No acaban aquí los «Derechos de Pernada del señor», llevándose para Valladolid las mejores «mozas» (empresas) que había en León y le gustaban, sino que se ha llevado también todas aquellas «mozas» que tuvieran encantos especiales (alta tecnología, por ejemplo), impidiéndolas instalarse entre nosotros. Estas cosas, que las sabe todo el mundo en León y en Valladolid, no son lo peor, ya que en cualquier oportunidad se podrían reemplazar por otras «mozas» (empresas) con semejantes o mejores encantos. Lo peor es el robo sin escrúpulos, los ladrones no suelen tenerlos, de nuestros mejores recursos humanos y económicos propios, en especial los jóvenes y los recursos renovables como el agua. Mientras a León nos ofrecen promesas y nada más que promesas, en Palencia y Valladolid ya riegan con nuestra agua de Riaño decenas de miles de hectáreas. La marcha forzosa de nuestros jóvenes a ganarse el pan en otros lugares está convirtiendo la región leonesa en un auténtico geriátrico. Esto es la consecuencia de la aplicación del «Derecho de Pernada» por el «señor» amo, que se nos ha impuesto en contra de nuestra voluntad. Con la actual política desarrollada por el nuevo «señor» nos están haciendo retroceder a la Edad Media. La despoblación y la evaporación de las principales fuentes de trabajo son los síntomas. Hasta utilizan medios similares a los utilizados por el rey de Navarra, Sancho III el Mayor. A la muerte del rey de León, Alfonso V, heredó el trono su hijo Bermudo III, que sólo tenía once años. Había que nombrar un regente. No encontraron nadie mejor que su madrastra, doña Urraca Garcés, casualmente hermana de Sancho III. La madre de ambos, Urraca y Sancho, era doña Jimena Fernández, para más señas, leonesa del condado de Cea. Esta madre, muy amante de sus hijos, se recorrió todo el Reino de León en busca de amigos y familiares para que apoyaran la causa de su hija. A nobles influyentes, que no eran familiares ni amigos, los compró con mucho oro como así hizo con los obispos de Santiago y Lugo. Total, que la buena madre leonesa consiguió los apoyos necesarios para controlar al Reino de León en beneficio de su hijo, Sancho III el Mayor, Rey de Navarra. Hasta consiguió que fuera nombrado rey de León el año 1030. La primera decisión que tomó Sancho fue robar a León las tierras comprendidas entre los ríos Cea y Pisuerga, los llamados Campos Góticos Leoneses. Hoy, como ayer y como hace mil años «sancho» utiliza métodos similares por lo que se puede decir que el enemigo lo tenemos en casa Por eso, mil años después, la situación es igual o aún peor. En sólo veinte años, el nuevo «sancho» ha expoliado tanto que la provincia leonesa, la más rica y la más poblada entonces ocupe, junto con Zamora el último lugar en pobreza de la Autonomía e incluso de toda España. Los desastres de hoy tienen sus orígenes en los errores de ayer. Uno de esos errores es haber permitido esa mentira histórica de que «el Reino de León no ha existido». La manipulación de la Historia ha desembocado en una gran mentira política. Primero fue Martín Villa quien dijo que la integración de León en la autonomía de Valladolid se hacía por razones de Estado. La realidad es que negoció con Peces-Barba por razones de partido. Aquí tenemos otro gran error: tener autonomía no es tener soberanía, y el «señor» se cree el soberano y actúa como tal Toda esta gran mentira está en contradicción con la democracia que tiene como esencia las libertades públicas, que en León han brillado por su ausencia. La democracia que no se apoya en la libertad pública, degenera en una tiranía oligarca, que es lo que sufrimos en la región leonesa Si una autonomía no respeta una vertebración real, capaz de proporcionar la igualdad y la defensa de los derechos de todos los ciudadanos por igual, no es una autonomía es una oligarquía. . En León necesitamos políticos con principios. La cualidad más importante de un político es que tenga principios morales para defender con firmeza los derechos de los ciudadanos. Permitir que al pueblo leonés lo estén destruyendo, anulando su identidad y ocultando su Historia milenaria es rotundamente una falta de principios Los políticos cuentan con el poder del Estado para actuar, mientras el ciudadano sólo puede defenderse por si mismo, sin ayudas. El político debe distinguir y elegir entre el poder, la economía y la dignidad. Un político con principios sabrá el camino a seguir La realidad de los ciudadanos leoneses en la actualidad es de total incapacidad de exigir sus derechos. El despertar, que tendrá lugar antes o después, será terrible y tal vez demasiado tarde.

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