Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

La hora de los osos

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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OTRO OSO pardo, o quizá fue el mismo, se dio por segunda vez un festín de miel en las colmenas de «El Cornón» en Laciana, a la vera próxima de Lumajo. Los protectores del oso pardo están felices. Al menos ya tienen la certeza de que la especie, con alto riesgo de extinción hace unos años, se está recuperando. No existe alarma social ante las visitas nocturnas del oso a las colmenas. Al contrario, se celebran. Aplauden estas gulas y se funden de ira cuando aparece un oso con la zarpa semigangrenada por un cepo furtivo y en estado agónico por desnutrición. Al último rescatado en estado preagónico lo bautizaron con el nombre de «Lázaro». Era tan viejo como los robles de la montaña oriental leonesa en la que fue rescatado. El profesor José Manuel Gonzalo Cordero lo resucitó y acabó sus pocos meses más de vida en el geriátrico de lujo del Zoo madrileño. Supongo que a los propietarios de «El Cornón» les indemnizarán por los daños sufridos. Igual que a los ganaderos cuando el lobo mete sus dentelladas en los rebaños. La única diferencia radica en que los colmenares no cuentan con mastines guardianes. Al panal de rica miel ya no acuden cien mil moscas, sino el oso pardo. Otro oso blanco, de dos pies, no de cuatro patas, acudía cada año a la Reserva Nacional de Caza de los Ancares leoneses. Un oso blanco a punto de desaparecer de la Reserva. Siempre le quedará el juego del dominó en Perbes. Manuel Fraga, presidente en funciones de la Xun ta, puede ser como Lázaro. Confía en que el recuento del voto emigrante le dé la victoria para ser investido, por quinta vez consecutiva, como titular del gobierno gallego. Las urnas son como las colmenas: guardan la miel del poder. Pero al oso blanco no le permiten dar un zarpazo y comerse los votos. Las urnas están protegidas por una legión de mastines jurídicos y políticos. Y como no puede entrar, se eleva sobre sus patas traseras y actúa como el oso que baila al son de la trompeta que toca el cíngaro. Es la ceremonia de la distracción. Mañana, a partir de las ocho horas, comenzará el recuento de los votos de la emigración gallega. Más de 125.000 han ejercicio su derecho, de los que 35.000 y pico corresponden a Pontevedra. En la capitalidad de las Rías Baixas, feudo de Mariano Rajoy, de Cuiña, de Palmou y otros santones populares, está en juego el escaño que otorgará o quitará el poder. El oso blanco y sus zíngaros ven en peligro la actuación en la Plaza del Obradoiro y se han desgañitado en duras críticas contra la posible coalición de socialistas y nacionalistas. El oso blanco, es probable, no podrá levantarse sobre dos patas mientras suenan las muñeiras de miles de gaitas. Fraga ha «insinuado» dudas e irregularidades en el voto exterior. Algo inaceptable, por utilizar el término de la vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega. Para los empleados de Correos equivale a «matar al mensajero». En el escrutinio van a poner tanto celo los tres partidos con representación parlamentaria, que ni aunque amanezca Galicia con intensa niebla podrá modificarse el sentido de ni uno sólo. Es la hora de los osos, sí, pero salvo que las meigas jueguen al escondite entre los bosques de eucaliptos, a partir de mañana el cambio se intalará en Galicia.

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