CRÓNICAS BERCIANAS
Sin nuevas en el debate comarcal
LOS DEBATES sobre el estado de la comunidad, y por extensión de la provincia, de la ciudad, villa o aldea, quedan monísimos en los medios. Pero yo siempre acabo teniendo la sensación de que resultan totalmente estériles para el común de los ciudadanos. Y no es que no aprecie el esfuerzo de los políticos por transmitir inquietud por los supuestos problemas del pueblo. No. Porque debe resultar complicado llegar a tener una mínima idea de lo que preocupa a la parroquia cuando se transita por la gris cotidaneidad a lomos de un plateado auto oficial y asido a las bridas de una rubia y ubérrima tarjeta de crédito. A mí por ejemplo, y no es que odie a Mc Luham más de la cuenta, ni que reniegue de Davos a fuego, me parece muy bien que Herrera se convierta en el rapsoda del Duero en Fuensaldaña. Pero como que me interesaría mucho más bucear en el curso de los acontecimientos que fluyen entre las veredas del Sil. Por eso echo de menos aquellos debates que se desarrollaban en la asamblea municipal ponferradina. Y no digo nada, lo que me complacería que en el foro comarcal, además de conceder un mes más de permiso por embarazo a los padres, los bercianos pater patriae progresaran en esa misma línea de transparencia aparente. Sería bueno. Para que nos enterásemos un poquito de por qué al PP le interesa tanto escarchar el desarrollo inmobiliario del entorno del nuevo puente, o por qué al PSOE le corre tanta prisa la operación. Acaso nos responderíamos a la pregunta de por qué este grupo de gobierno promete tanto empeño en la reparación de los colegios ponferradinos cuando debiera ser la Junta de Castilla y León la que corriese con el peso de este tipo de intervenciones. ¿No tendrían que destinarse esos fondos municipales que por cierto reclama con tanto énfasis la oposición a otras obras y servicios de plena incumbencia municipal y mayor premura? Tal vez adivinaríamos por qué muchos alcaldes y entidades de oneroso mantenimiento se dan codazos para cazar al vuelo europrogramas de cientos de miles de euros y cursos espectrales, y en cambio permanecen impasibles cuando se trata de buscar iniciativas industriales generadoras de empleo real. Que según la benemérita, señores, sólo somos una provincia pu(n)tera -14ª de España- en el ranking de clubes de carretera. Y si el debate fuera algo más profundo y se detuviese sobre el estado de la razón -mejor dicho de la racionalidad-, acaso sería conveniente fomentar la terapia de grupo para descubrir cómo es posible que siempre que en esta comarca alguien plantea un frente común, como el sugerido por la hermandad de Jesús Nazareno por las Edades del Hombre, siempre -como por una ley no escrita- surge al minuto un borrego/a que se aparta a berridos del rebaño para intentar triscar por su cuenta entre las peñas del Burbia. Lo que no me interesa por ahora es si la UPL, el PB y el fatimoescuredismo hallarán la alquimia de siglas para presentarse a las elecciones. Si el candidato cicatrizante del PSOE será Rodríguez o Rodríguez Saavedra, o sí Ismael cabalga de nuevo en los sondeos.