DESDE LA CORTE
Un linchamiento político
DÍA TRISTE para Federico Trillo. El bloque de partidos que sostiene al gobierno cayó sobre él con fiereza. Mejor dicho: culminó un asedio como nunca habíamos visto en el Parlamento español. Durante meses lo han perseguido, lo han cercado y lo han crucificado ante la opinión pública por sus supuestas responsabilidades en el accidente del Yak-42 que segó la vida de 62 militares. Esos partidos, azuzados por las familias de las víctimas, movidos por algún afán revisionista, e inspirados por las informaciones que filtró el actual Ministerio de Defensa, han dedicado un esfuerzo insólito a terminar con la biografía política del señor Trillo. Ayer se veía como un hombre sometido a un tribunal de la Inquisición. ¿Es justo este linchamiento político? No soy quien para dictar esa sentencia. Exigirle responsabilidades está justificado por la gravedad del suceso, el número de muertes y el cúmulo de errores que se cometieron, desde la contratación del avión a la escandalosa identificación de cadáveres. Pero quizá habría que tener presentes otras circunstancias: su trayectoria, intachable en todos los aspectos conocidos; el hecho de que haya presentado su dimisión a Aznar, que no quiso aceptarla; y la consideración elemental de que Federico Trillo no fue, personalmente, quien contrató, ni quien identificó, ni quien elaboró las informaciones que después resultaron falsas. Puestas ambas consideraciones en la balanza, ¿cuál debe pesar más? Para desgracia del señor Trillo, la mayoría parlamentaria no está dispuesta a aceptar atenuantes ni eximentes. Para aumentar su sacrificio público, no encuentra más apoyo que el de su propio partido. Y para dejarlo en patética soledad, dos fuerzas políticas neutrales -CiU y Coalición Canaria- abandonan la sala en el momento de la votación: no quieren participar en el martirio ni salvar al mártir. ¡Ay de los vencidos! Nadie echa una mano al chivo expiatorio, cuando se juzga un asunto tan dramático. Así es la contienda política. Lo siento por Trillo: un hombre tan valioso no debiera verse acorralado así. Reclamo que se exijan más responsabilidades, al nivel militar que sea: no puede ocurrir que los responsables directos del vuelo y sus lamentables condiciones, más quienes falsificaron identificaciones de cadáveres, continúen en sus puestos o hayan sido ascendidos. Y sólo me alegro por el precedente. Aquí hemos asistido a demasiados «me he enterado por la prensa» y disculpas similares, para que siempre terminaran pagando los de abajo. Si se comete alguna injusticia personal con Trillo, al menos se abre la veda para que los responsables últimos de los grandes errores políticos, por acción u omisión, no pasen al retiro en la mayor impunidad.