El tiempo reglamentado

ALGUNOS políticos parece que tienen algo que decir hasta que lo dicen. Consiguen más credibilidad cuando están callados. Es el caso del secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, que no es la persona más simpática que hayamos conocido por sus fotografías. Primero dijo que quizá la violencia en Irak sería mayor este año. Un vaticinio fácil, ya que aumenta cada día. Luego confesó que Estados Unidos ha tenido conversaciones con los que él llama insurgentes, o sea con los patriotas que no se resignan a la invasión, y ahora reconoce que el conflicto puede durar 12 años. Se sabe cuándo empiezan las guerras, pero su duración es difícil de precisar. El tiempo no está reglamentado y pocos tienen la clarividencia de aquel guerrero que se despidió de su mujer diciéndole «adiós, querida, me voy a la guerra de los 30 años». Los que Rumsfeld llama «rebeldes», que repito que son los que no están felices y contentos viendo tanques americanos por sus calles, han pedido un calendario de retirada, pero Washington sólo ofrece liberar prisioneros. Mientras tanto prosiguen los atentados suicidas y no hay manera, por ahora, de hacer las estadísticas de muertos: se alteran a cada rato. Los invasores disponen de armas eficacísimas, pero los invadidos cuentan con muchos mártires en lista de espera. ¿Qué puede durar esta guerra canallesca? Nadie lo sabe, pero ya estamos en disposición de decir que el cálculo inicial estaba equivocado: era de dos meses, según publicó el diario The Washington Post el 30 de marzo de 2003. Mientras, la familia de Sadam Husein se dispone a publicar una novela escrita por el derrocado dictador. Se llama 'Fuera de aquí, maldito' y cuenta una historia de un complot sionista-cristiano contra árabes. Sadam ya perpetró anteriormente otras tres novelas. Se conoce que le daba tiempo a todo y además tenía garantizada en su país una buena crítica.