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EL BALCÓN DEL PUEBLO

El ex ministro Trillo, reprobado

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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ES LA PRIMERA vez en democracia. Hemos visto peticiones rogatorias para juzgar a diputados y senadores, encarcelamientos de un ex-ministro, de un secretario de Estado, del director general de la Guardia Civil o de un general del benemérito Instituto, pero nunca una reprobación. Se produjo ayer. La comisión de Defensa del Congreso aprobó, por 22 votos a favor, 15 en contra y la ausencia de canarios y convergentes catalanes, una proposición no de ley, presentada conjuntamente por socialistas, IU y ERC, censurando la actuación política del entonces titular del ministerio, Federico Trillo, durante el trágico accidente del Yakovlev 42, en el que perdieron la vida 62 militares españoles, uno de ellos leonés de Trobajo, allá por los últimos días de mayo del 2003. Le han reprobado «por no poner interés en la verdad», según señala textualmente la iniciativa. El ex ministro de Defensa y actual diputado popular, Federico Trillo, estuvo presente en el debate. E intervino sorpresivamente durante más de media hora para reiterar lo que ya ha dicho cientos de veces: Siempre he dado la cara en ese caso y nunca he ocultado información. Trillo tine probada fama de buen jurista entre el cónclave de los populares. Debe ser verdad, porque le comisionaron a Pontevedra para ejercer de mastín legal ante posibles impugnaciones en el recuento del voto de la diáspora. Yo de Trillo sólo tengo fugaces pinceladas. Fue corregidor de Cartagena, en cuya semana santa -no sé si con los marrajos o con los californios- le he visto arrimar el hombro procesional. Fue martillo opositor al Gobierno socialista, un excelente presidente del Congreso y un nefasto ministro de Defensa. Destacado miembro del Opus Dei, se empeñó en no levantar la niebla que cubría al Yak-42 y los cadáveres de los 62 militares españoles en las laderas turcas. También queda para el recuerdo su novelada información sobre el conflicto del islote Perejil. El ex-ministro y actual diputado popular, Federico Trillo, no tenía que hacer ayer una defensa jurídica de su actuación, sino política. Y sus argumentos fueron tan débiles como una tanza del siete. Aseguró que el día de los funerales presentó su dimisión al entonces presidente Aznar. Fue rechazada. ¿En base a qué?. En base a que «nada» de lo ocurrido estaba entre sus competencias: ni el contrato del vuelo, ni el traslado, ni la identificación de los cadáveres. Nada. Trillo trasladó la responsabilidad al Estado Mayor de la Defensa, acusó al actual ministro José Bono de tergiversaciones y calificó a la comisión de Defensa del Congreso de actuar como «tribunal de inquisición». La técnica política de Trillo es idéntica a la mantenida por su entonces jefe de Gobierno, Aznar. No reconocer jamás responsabilidad alguna. Ni en el 11-M, ni en el Prestige , ni en la guerra de Irak, ni en Gescartera, ni en cualquier otro episodio. Tampoco en el Yak 42. Familiares de las víctimas del accidente se lo habían reprochado en numerosas ocasiones. Ayer se lo dijeron mirándole a los ojos: «Usted no da la cara y no merece representarnos. Además, no nos ha pedido perdón». El ex ministro, con flema indolente, les replicó: Les envié un comunicado. Como si la muerte pudiera transformarse en vida mientras un teletipo nervioso escupe palabras de condolencia.