EL RINCÓN
Los verdaderos cambios
NO HAY QUE ALARMARSE ni en los casos de incendio, ya que permanecer inmóviles y serenos es la mejor manera de morir carbonizados. Puestos a incumplir la consigna de Epicuro, que predicó la impavidez ante el azar, debiéramos alarmarnos por cosas más determinantes que la nueva ley que acelera el divorcio o por el matrimonio gay. ¿Por qué no van a casarse los zerolos que se quieran mucho? Los que se oponen a esta conquista de la libertad están reaccionando como si las uniones entre personas del mismo sexo, que por lo menos tienen algo en común, fueran obligatorias. Las polémicas y las manifestaciones en pro o en contra de esas cosas impiden que nadie discuta ni se manifieste sobre las que van a promover el auténtico cambio social. Sanidad ha autorizado la fusión de células madre humanas con embriones de ratón. En Estados Unidos empiezan a personalizarse los medicamentos y ya existe un fármaco concebido para un grupo étnico, concretamente para los afroamericanos. El rezo del rosario va a variar tras ocho siglos gracias a las nuevas tecnologías. Dos inventores catalanes han ideado un dispositivo electrónico con la imagen de Juan Pablo II que al mismo tiempo sirve de llavero. Realmente ingeniosos, de verdad. Permite llevar la cuenta de las oraciones. Por si a alguien se le va el santo al cielo un vibrador le avisa del final de cada misterio. Los expertos en Educación insisten en suprimir el Arte y las Humanidades. Los farmacéuticos denuncian la venta de medicinas por internet. Los inspectores de Hacienda alertan de una amnistía fiscal para las grandes fortunas, quizá para que el Gobierno tenga más tiempo para investigar a los pobres. Acaso esas cosas tengan una mayor capacidad de influencia en nuestra vida, pero producen menos desasosiego. No hay que preocuparse pero como la preocupación no exige pruebas, hay mucha gente preocupada. Yo lo que más temo es que puedan desaparecer las anchoas. El glorioso caladero del Golfo de Vizcaya estará cerrado hasta finales de año.