Diario de León
Publicado por
CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
León

Creado:

Actualizado:

COMO CONCLUSIÓN de la aprobación de la ley que regula los matrimonios de homosexuales y la adopción de niños por parte de éstos, el presidente de Gobierno dijo en su intervención posterior en el Congreso de los Diputados que el país, España, es ahora «más decente». Desde luego está más dividido... Es evidente que la regulación de los derechos de las uniones de homosexuales no habría encontrado una oposición significativa, pero ¿acaso no se trataba de buscar la contraposición social? Porque, según parece, esto es de lo que se trata. Se favorece el enfrentamiento desde los medios gubernamentales, se habla de derechas y de izquierdas como de dos categorías a las que no puede escapar ningún aspecto de la realidad y cuando esta clasificación no produce los efectos esperados se saca el espantajo de la extrema derecha que algunos identifican con el neoliberalismo. La estrategia socialista busca la adhesión de los suyos en la creación del enemigo. No es la búsqueda de alternativas a los problemas lo que provoca la disensión. En el debate sobre el agua la solución de las desaladoras ha sido una consecuencia del rechazo del trasvase del Ebro como premisa. La negación se ha convertido en método. A veces, aquella adopta formas de provocación. Así, el papel asignado a la enseñanza de la religión. La relativización del término nación, básico en la Constitución, no tiene en estos momentos más fin que el de enfrentar, no sólo a los ciudadanos, sino a las regiones. Nada se salva de la ideologización dirigida a la creación de los contrarios. Ya puede tratarse de un concepto (el diálogo y la paz forman parte del patrimonio de los progresistas) o incluso de una tecnología. Por ejemplo, la energía nuclear es reaccionaria. Se trata de que cualquier opción, concepto o cosa puedan definir a los ciudadanos en sentidos irreconciliables. La izquierda se definiría como una oposición sistemática a la derecha de tal modo que ni siquiera merecen la excepción materias que tradicionalmente han estado por encima de los intereses partidarios: la política internacional, por ejemplo. Para llevar la contraria a José María Aznar, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se ha echado en manos de Francia y Marruecos, ha sacrificado nuestras relaciones con Estados Unidos, busca aliados en los enemigos de estos y se distancia de Gran Bretaña precisamente cuando Tony Blair se convierte en el líder de una Europa denostada. Esta situación está produciendo una gran melancolía colectiva: ¿de qué ha valido la transición como cultura del pacto?

tracking