EL RINCÓN
El disidente
MARIANO RAJOY ha censurado al ex ministro Josep Piqué desde Singapur. Es lo que pudiéramos llamar el mando a distancia. Al líder del Partido Popular no le ha gustado nada que se cuestione el papel de Ángel Acebes y Eduardo Zaplana, que se han convertido en el dúo dinámico de la oposición y se esfuerzan por actualizar el pasado. Todos están convencidos de que a la derecha española hay que gestionarla de otra forma, pero lo cierto es que de momento ninguno sabe de qué manera debe hacerse. El ex ministro de Exteriores está comprobando que lo más dificultoso es la convivencia con los correligionarios, pero parece mentira que a estas alturas ignore que sólo tiene dos opciones: cambiar de ideas si quiere pertenecer a su partido o bien cambiar de partido si quiere mantener sus ideas. Quienes son poseedores de un carné que les afilia a una organización política están sujetos a eso que llaman disciplina de partido. Al adherirse a una ideología están obligados a abdicar de sus ideas. No se permite la disidencia, lo que significa la renuncia a la discrepancia. Del mismo modo que quienes profesan el catolicismo no pueden criticar que haya cursos de formación acelerada para curas exorcistas, destinados a expulsar los demonios a la mayor brevedad posible, los afiliados a un partido no pueden cuestionar las tesis de su dirección. El carné les obliga a aceptar unas ideas ciertamentecoyunturales, ya que sus líderes máximos no han tenido tiempo de explicarlas en un libro. Los actuales dirigentes no sólo no han escrito jamás un libro, sino que han leído muy pocos desde que hicieron oposiciones. Josep Piqué no quiso saber nada del vídeo sobre el 11-M presentado por la fundación que dirige José María Aznar. También dejó clara su postura favorable a entregar a la Generalitat los papeles del Archivo de Salamanca. Por si fuera poco, dijo que no tendría inconveniente en casar una pareja de homosexuales. ¿A quién se le ocurre pensar por su cuenta teniendo un carné? Los enemigos del alma son tres: mundo, demonio y carné.