Violencia global, lo que hay

EL MOVIMIENTO antiglobalización corría un riesgo: que algunos grupos radicales que formaban parte del heterogéneo conglomerado terminaran desacreditándolo. Y así ha sido, de forma probablemente irremediable: las movilizaciones airadas son en este caso menos pertinentes que nunca: el G-8 está reunido para tratar de acordar medidas contra el cambio climático en las que participen los Estados Unidos y para analizar el problema africano con vistas a redimir a este Continente depauperado y hambriento. ¿Por qué, entonces, este intento de frustrar la reunión y de desviar la atención de la opinión pública con tan cruentas algaradas? Las causas más nobles pueden desacreditarse cuando sus portavoces no están a la altura de su responsabilidad. Éste es el caso, evidentemente.