Cuando yunque, yunque 1397124194

LA FRASE HECHA de acompañar en el sentimiento -de pena y dolor- al prójimo refleja la realidad de lo que España -Gobierno y pueblo- está manifestando con motivo de la tragedia terrorista que padece Londres. Cuando una ciudad como Madrid, y toda la ciudadanía española por hermanamiento, han vivido lo que la capital británica sufre desde anteayer, sus expresiones de solidaridad son absolutamente sinceras. La reina doña Sofía guardando silencio ante la Agencia de Cooperación Internacional, en la que se hallaba presente cuando, a mediodía de ayer, se congregaron multitudes enmudecidas durante cinco minutos ante los ayuntamientos del país, para enlutar el ruido y las palabras, venía a simbolizar el pésame colectivo de nuestro país al británico. Es dura Gran Bretaña, en el castigo y en la victoria, y cuando Londres padeció en las últimas décadas brutales atentados del IRA, venían a mi memoria dos libros del gran periodista Augusto Assía, corresponsal en Londres de La Vanguardia durante la Segunda Mundial, cuando el martillo del III Reich golpeaba inicialmente el yunque inquebrantable de Londres y, poco después, cuando el martillo británico golpeaba el yunque progresivamente cuarteado del III Reich. La Vanguardia cedía las crónicas de Assía a El Correo y al Diario Vasco , y a La Voz de Galicia , cuyos lectores pudieron seguir sorprendentemente, durante los años más roqueños del franquismo, la evolución verídica de una guerra que en otros diarios de la prensa española se desviaba hacia un pronazismo vergonzante. Las crónicas de los bombardeos alemanes sobre Londres las recogió Assía en el libro Cuando yunque, yunque , y las que reflejaban la victoria aliada, en otro titulado Cuando martillo, martillo . El diario La Vanguardia creó una editorial sin otro objetivo que la edición de esas crónicas, en las que se demostraba cómo la verdad informativa puede atravesar a veces barreras de falacia. Londres ha sido yunque del martillo terrorista islámico, y a la luz de la reacción de la sociedad londinense y británica puede asegurarse que se trata de un yunque capacitado para resistir golpes brutales del salvajismo fanático. Pero no se trata ahora de una guerra convencional sino de otra, en la que el enemigo se agazapa en la sociedad a la que intenta herir, y a veces hiere, sin ofrecer más objetivos a perseguir y derrotar que unas mentes desestabilizadas, envenenadas y posiblemente enfermas. Y todo ello en un contexto internacional que proporciona al terrorismo islamista/coránico dosis masivas de odio y de creencias. En estas circunstancias, Gran Bretaña no ha movilizado sus cañoneras y sus aviones más que en Irak. El martillo inglés no sería ahora el de la Guerra Mundial sino un sentimiento activo de justicia, en el inmenso ámbito internacional.