Una hogaza bajo el brazo

SEGUÍ la noche del domingo -¿o era ya madrugada del lunes?- la intervención el ministro del Interior, el leonés José Antonio Alonso, en el programa de «Fuentes y cía». Percibí lo que toda la sociedad española: estamos en buenas manos. De perfecto desconocido, ha pasado en un año largo, a ser uno de los ministros más valorados. José Antonio Alonso está al frente de la cartera que más preocupa e inquieta a los ciudadanos. Es como nuestro guardián. Bien, pues el ministro Alonso, diputado nacional socialista por León, estuvo ayer en nuestra ciudad. Acudió para inaugurar el Centro de Inserción Social, bautizado con el nombre de Jesús Haddad, aquel director de Instituciones Penitenciarias que fue vilmente asesinado por un comando del Grapo, allá por el año 78. En cada viaje institucional y político, José Antonio Alonso llega siempre con una hogaza debajo del brazo. Un día es la comisaría de San Andrés o la suscripción de un convenio de colaboración entre policía local y guardia civil, otro el cuartel de la Reserva en La Virgen del Camino, o como ayer, la inauguración del mencionado Centro de Inserción Social, construido sobre los tapiales que fueron antigua cárcel, sita en el Paseo del Parque. Se trata de que los presos que han alcanzado el tercer grado y sólo tienen que acudir a dormir en la cárcel, lo puedan hacer sin la obligatoriedad de desplazarse a Villahierro, en Mansilla, que es centro de alta seguridad. Pero, en todo caso, lo que debe destacarse en que nunca en la historia vimos un desfile tan nutrido de ministros y secretarios de Estado por León. Claro, que nunca León tuvo un presidente del Gobierno. En algo se tenía que notar. Es indiscutible la atención muy especial que el Gobierno está teniendo con León. Además de merecerlo, lo necesitamos. Por ahí, además de por la iniciativa privada, vendrán las soluciones, no por crear comisiones para estudiar la despoblación, después otra de seguimiento de la despoblación, y otra más para seguir hablando de la despoblación mientras nos quedamos sin gente. Este periódico, el pasado sábado, denunciaba que la Diputación leonesa todavía no se había incorporado a las instituciones que promueven las rutas romanas en León, Zamora, Galicia y norte de Portugal. He repetido desde este «balcón del pueblo» hasta la ronquera, que no se puede perder ni una sola oportunidad de estrechar lazos con el noroeste de la Península, incluyendo el norte de Portugal. Lazos que pueden ser económicos, culturales, universitarios, de comunicaciones, etcétera. Este programa para las rutas románicas es una ocasión inmejorable. Y no debe perderse. La Diputación Provincial ha de ponerse las pilas inmediatamente, porque además, en buena medida estaría en condiciones de liderar el proyecto. Y es muy raro que su presidente, Javier García Prieto, no lo haya visto así desde el primer momento. A veces, como en el toreo, los artistas también fallan. Y si Alonso dedicó toda la jornada de ayer a León, mañana lo hará el presidente, Rodríguez Zapatero. Inaugurará las obras que reventarán el estómago de la Cordillera Cantábrica, dando vía al AVE hacia el Principado. Zapatero también llega con una hogaza debajo del brazo. Tendrá mucho que ver con el Plan de Infraestructuras presentado ayer.