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Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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¡QUÉ GRANDE es Grande-Marlaska! Se le podrán echar en cara muchas cosas, salvo una: que le falte valor para enfrentarse a todo el entorno etarra. Un día enchirona a Arnaldo Otegi, otro día frena las aspiraciones de libertad del sanguinario de Juana Chaos, y ayer admite a trámite la querella de la AVT contra el Partido Comunista de las Tierras Vascas. Leído de otra forma: un día complace al gobierno, otro día lo pone en situación de desmarcarse de cualquier clima de «tregua» con Batasuna, y ayer lo puso en un serio aprieto al dar el paso que no quisieron abrir ni el ministro de Justicia, ni el Fiscal General, ni el abogado del Estado. Hay que apresurarse a decir que admitir a trámite una querella no es más que eso. Las señoras comunistas de las Tierras Vascas siguen disfrutando de presunción de inocencia. Pueden seguir, por tanto, en sus escaños con todos sus derechos parlamentarios. El hecho novedoso es que la Justicia -la gran callada en esta polémica-comienza a hablar. Y el mismo día en que el ministro López Aguilar anunciaba por enésima vez que «se actuará contra EHAK cuando haya pruebas», el juez Marlaska entiende que, por lo menos, hay indicios suficientes para intentar proceder a ilegalizar ese partido. Ha llegado, por tanto, la hora de la verdad. Que esos comunistas tienen el legado de Batasuna, es algo que casi nadie duda. Que están en el Parlamento con los votos de los simpatizantes de ETA, no lo discute ni Rodríguez Zapatero. Ahora bien: que se pueda demostrar judicialmente el vínculo con el mundo etarra, sigue siendo el gran desafío. Y, si se demuestra, el desafío siguiente será, como en el caso de la propia Batasuna, ver cómo se les echa de sus escaños. Otra vez tropezaríamos con el conflicto entre la autonomía parlamentaria y los mandatos de los tribunales: o la grandeza de la ley, o su ridículo. ¿Y el Gobierno? Bueno, bueno. Miren ustedes la satisfacción que mostró Zaplana. Era como si el PP le hubiera asestado un golpe de gracia a Zapatero. Y miren la parquedad de palabras de ZP: era como si le hubiera caído un pedrisco sobre sus propósitos en el País Vasco. Yo sólo sé hacer un apunte: si una asociación privada como la AVT consigue una victoria sobre todo el aparato jurídico del Estado que hasta ahora se tapó los ojos; si un juez consigue demostrar lo que el Fiscal y el gobierno no consiguieron ver, alguien se encontrará en apuros. Y ese alguien está sentado en el Consejo de Ministros. El éxito de la AVT y del juez será grande. Pero no tan grande como el ridículo de quien se enfrentó a gran parte de la opinión; de quien se negó a ver las evidencias, y de quien le permitió a ETA decir que «ha derrotado la estrategia de la ilegalización».