Un horizonte lejano

EL PLAN de Infraestructuras (Peit) presentado por el presidente del Gobierno -que precisamene hoy visita León- y que será aprobado en el consejo de ministros del viernes ha merecido elogios, junto a las lógicas críticas de la oposición. Pero sucede que las previsiones del Plan alcanzan hasta el 2020, fecha en la que no es imaginable, ni a pesar del optimismo biológico de Zapatero, que continúe gobernando el actual gabinete. En consecuencia, es evidente que planificar a tan largo plazo es una especie de brindis al sol. Parecería natural que estos designios, con un horizonte tan alejado, tuvieran que obtener necesariamente un consenso que garantizase su cumplimiento a pesar de las alternancias que previsiblemente se producirán durante su recorrido.