EN POCAS PALABRAS
Inquietud justificada
SCOTLAND YARD ha desentrañado los atentados de hace una semana: cuatro jóvenes británicos de origen pakistaní, nacidos en el Reino Unido, se suicidaron haciendo estallar las bombas que portaban. Pero, el esclarecimiento de los hechos, lejos de llevar la tranquilidad al ánimo de los británicos, ha generado más zozobra: la atrocidad no ha llegado de fuera, no ha sido obra de infiltrados de Al Qaeda; sus autores han sido inmigrantes de segunda generación, supuestamente integrados en la sociedad de acogida, quienes han cedido al embeleso del fanatismo y han golpeado a sus anfitriones con extrema dureza. Y si las cosas son así, ¿cómo no temer que los adoctrinadores que han creado estos monstruos dispongan de más prosélitos dispuestos a continuar por la misma senda del terror?