POR LA AMURA
Je suis desolé
EL MISMO Gobierno francés que anteayer pedía el voto favorable para la Constitución Europea, y que lloró la pérdida en el referéndum que puso patas arriba a toda la UE, anunciaba ayer la suspensión del tratado de Schengen, los cimientos de la construcción europea que garantizan la libre circulación de personas y mercancías como por un mismo país. No parece que el cierre de fronteras, un inmenso paso atrás para el proyecto europeo -aunque sea provisional- suponga ninguna garantía de que los franceses se vayan a librar de un hipotético ataque terrorista como los que ya han sufrido Londres y Madrid. La seguridad se debe construir mediante la unión de Europa, y no a través de la separación, y desde dentro de cada uno de los estados, más después del precedente del pasado día siete, cuando por primera vez Europa sufrió ataques de terroristas suicidas. Y además eran europeos. De la construcción interna de la seguridad en Francia también se sabe bastante en España, ya que la última campaña de asesinatos de ETA se cometió con una partida de dinamita robada en la Bretaña, la famosa Titadine , que un par de pistoleros se llevaron sin ningún problema de un polvorín que custodiaba un solo vigilante. Chirac cae en una contradicción simple: «Si los franceses no quieren Europa, pues les daré menos Europa», pareció decir ayer. Pero la otra interpretación es que los galos le dieron a su presidente una patada en el culo de Europa, que de quien realmente recelan es de su agotado Gobierno. La pena es que por intentar prolongar su agonía destruya lo que tanto costó construir.