Diario de León

SIETE DÍAS

Inditex, más que un señuelo

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FERNANDO ALLER
León

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UNA PERSONA ajena a la provincia, que hubiera caído por aquí el pasado lunes sin más conocimiento de León que el puramente geográfico, probablemente concluiría su estancia hoy con la impresión de que a esta tierra le esperan tiempos de desarrollo y progreso envidiables para cualquier otra latitud. El desembarco de políticos y los anuncios de iniciativas ya en marcha o de futuro, seguramente propicia la percepción de una etapa de cambio. Si el mismo forastero comentara estas sensaciones con un vecino del barrio del Ejido, Armunia o Eras de Renueva, seguramente éste se limitara a replicar: ya veremos. Lo inaprensible de algunos proyectos, su indefinición por peso y medida, y las repetidas frustraciones de las últimas dos décadas, ha provocado en el espíritu leonés un escepticismo que únicamente modificará la realidad cuantificable, cuando llegue. Porque ciertamente en este momento las cifras son tozudas y únicamente reproducen una radiografía ya conocida. El último informe de la Caixa ha ven ido a confirmar que la provincia de León pasa por un bache de hondo calado, como lo refleja el hecho de que la aportación a la actividad económica de España haya descendido un 10%, en cifras sólamente igualadas por provincias como Zamora y Palencia. Ya veremos, pues. Pero en todo caso, suena bien la música oída esta semana en León. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, estuvo en Pajares para reforzar con su presencia la apuesta de la Administración Central en un proyecto de excepcional importancia, como es la perforación de uno de los túneles más importantes del mundo -el octavo por su longitud- y que permitirá establecer la alta velocidad ferroviaria entre León y Asturias. Alguien se encargó de recordar que la iniciativa fue de Alvarez Cascos, entonces ministro del PP, y no del actual Gobierno. Cierto es que León ha tenido la suerte de contar en la etapa del PP con un ministro de Fomento que además de ser asturiano, ejercía como tal. Pero no es menos cierto que el actual Gobierno podía haber aparcado la iniciativa, como ha hecho con otros proyectos comprometidos por Aznar, y no solamente no ha sido así, sino que ha prometido ampliar esta infraestructura para permitir el tráfico tanto de pasajeros como de mercancías. Tal vez haya sido esta circunstancia, la paternidad compartida del anterior Gobierno y del actual, lo que llevó a Zapatero a eludir la apropiación de los laureles y a endosar el esfuerzo a los ciudadanos en su conjunto. Algo, por otra parte, de lo que deberían tomar nota en general los políticos, afanados siempre en subrayar «el esfuerzo» inversor de cada gobierno, central, autonómico o municipal, cuando la realidad es que el esfuerzo es en exclusiva de los contribuyentes y únicamente cabe a los políticos la «decisión». Son correcciones en el uso del lenguaje que deberían tomarse en cuenta, porque la precisión en los mensajes presupone el mejor acto de justicia. Zapatero aprovechó su estancia en León para anunciar que el Gobierno también colaborará en la creación del centro logístico del ferrocarril, la instalación que se ubicará en Torneros y que permitirá hacer en esta zona un macro-complejo para el transporte de mercancías. El proyecto ya estaba previsto en el plan de eliminación de la actual estación de Renfe, que supondrá en el futuro la remodelación urbanística de la zona. La liberación de los terrenos para la construcción de viviendas se traducirá en unas plusvalías de 75 millones de euros, parte sustancial con la que se financiará la iniciativa. La apuesta ahora del Gobierno , que no ha sido definida desde el punto de vista económico, cabe suponer que significará un reforzamiento de esta iniciativa. Se espera mayores concreciones. León, por su situación geográfica, es cruce de caminos, por más que los gobiernos de UCD y del PSOE parecieran haberse confabulado para negarlo. El cambio ya no es una promesa, es una realidad. No hace falta repetir el avance que supondrá la conclusión de las actuales obras ferroviarias o la mejora del aeropuerto y de las autovías y autopistas ya abiertas al tráfico. Una realidad que ha provocado la gran noticia de la semana, la decisión del consejo de administración de Inditex (grupo al que pertenece Zara) de elegir León como centro de distribución de sus productos textiles. El político leonés Alfredo Prada no ha sido ajeno a esta decisión, ya que fue él quien desde Madrid conoció las necesidades de la empresa gallega. La agilidad para ofertar la solución del polígono de Onzonilla, ciertamente le honra. La inversión y la creación de 200 empleos es sumamente importante en sí misma, pero lo es más, si cabe, por lo que supone de señuelo para otras empresas. Inteco, intangible Igual concreción sería deseable en otro de los proyectos de los que se ha hablado esta semana. El Instituto Nacional de la Comunicación (Inteco), que comenzará a funcionar ¿en precario? el próximo mes de octubre en las instalaciones de la antigua sede del Banco de España y en algunas oficinas del Edificio Europa, ha sido objeto de reuniones y debates. El Secretario de Estado de Telecomunicaciones, Francisco Ros, estuvo el pasado jueves en León. El motivo, dar los primeros pasos para crear el consorcio que gestionará el Inteco, órgano en el que se integran el Ayuntamiento, la Junta, la Diputación y la Universidad. Además, se constituirá en el futuro una fundación en la que se añadirán las empresas privadas que pretendan participar en esta iniciativa. De momento, Telefónica es la sociedad que ha dado el primer paso, según lo anunció su presidente, César Alierta, hace algunas semanas en León. Además, se sabe ya que el Inteco prestará servicio al propio Estado, puesto que será el encargado de desarrollar la investigación en materia de seguridad informática, asunto clave en la lucha contra el terrorismo internacional. Todas estas cuestiones permiten albergar esperanzas, por más que no sea posible hoy cuantificar inversiones o puestos de trabajo. Probablemente no pueda ser de otra forma, por la propia naturaleza del campo de la investigación, realidades cuantificables para los expertos pero virtuales para el resto de los ciudadanos. Advertía Francisco Ros que hay que olvidarse de la producción ( para fabricar microchips ya están los chinos y los indios, que lo hacen más barato). A nosotros, al mundo occidental le queda la investigación como factor de desarrollo. Europa también lo ha entendido así y es mucho el dinero que se va a dedicar a esta tarea (todo el que se va a restar de las ayudas agrarias, por ejemplo). Es el lado negativo de nuestra realidad. Lo pagará, entre otros productos, la remolacha. Mañana hay protesta en Bruselas. Cabe el pesimismo. Los resultados no serán favorables para León.

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