Garantismo suicida

LA DECISIÓN del Tribunal Constitucional alemán de declarar inconstitucional la figura de la «euroorden» ha obligado a dejar en libertad a un islamista, nacionalizado alemán, que, según el juez Garzón, podía ser un un líder de la organización en Europa. En abstracto, puede resultar admirable que el Derecho europeo ofrezca garantías tan exorbitantes a los ciudadanos, pero, en la práctica, ésta es una prueba de la debilidad de nuestros regímenes democráticos, concebidos para gestionar sociedades en las que no era ni siquiera imaginable el surgimiento del terrorismo brutal e indiscriminado. Nuestras democracias no pueden ceder a las presiones que reclaman un grado de seguridad que lesione las libertades pero tampoco pueden suicidarse mediante un garantismo irracional y perturbador.