Diario de León

DESDE LA CORTE

Nostalgia del Estado

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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EL INCENDIO de Guadalajara ha sido una conmoción nacional. No es para menos: que doce personas hayan perdido la vida es insólito en este tipo de sucesos. Que haya sido por una imprudencia, es algo que llama a la conciencia de una sociedad poco sensible ante los peligros que acechan al bosque. Y que los servicios de extinción hayan sido tan rudimentarios, lentos y escasos, es algo que mueve a una severa reflexión política. Habrá habido aviones, pero ayer la televisión mostraba una lucha contra el fuego idéntica a la que harían los romanos: con ramas de árboles, hachas y azadas. Los esforzados luchadores eran viejos: los habitantes que quedan en la España rural. La seducción de la demagogia es evidente. La usó con descaro e insolencia el PP al asegurar, poco más o menos, que España se quema mientras el gobierno se entretiene en complacer a Carod-Rovira. ¡Qué barbaridad! Sin embargo, no despreciéis la perversión del mensaje. Mientras los gobiernos central y de Castilla-La Mancha argumentan que se hizo todo lo posible, mirad la opinión que deja la encuesta de la web de lavozdegalicia.com: el 91 por 100 considera que los medios han sido insuficientes. Es decir, que, si ese sondeo vale como indicio, la inmensa mayoría de la población cree que hubo ineficacia y/o incuria oficial. Pocas veces la opinión pública se ha divorciado tanto del criterio del poder. Como consecuencia, está naciendo una corriente que pone todo en cuestión: la distancia que separa a la España real con intereses concretos de la gran política que sirven habitualmente los partidos; el descuido en que viven los ciudadanos dispersos en la geografía rural, frente a la imagen de dispendio y ostentación que ofrecen los centros de poder; y, envolviéndolo todo, dos amargas preguntas: ¿dónde está el Estado español? ¿A qué se ha quedado reducido, después de todo el proceso de descentralización? Cuando se lo necesita, no aparece. Es el gran ausente en las situaciones de crisis. Lo peor de este debate es que pone en cuestión el Estado de las Autonomías. «El fuego no tiene fronteras», dijo la consejera de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha. Pero las autonomías sí las tienen. Y tienen algo peor: fronteras mentales. Con la excepción de Galicia y poco más, ofrecen el espectáculo de una insuficiencia que no impide la multiplicación del gasto. La triste realidad es que no puede haber 17 servicios de hidroaviones en cada comunidad, ni puede haber 17 políticas distintas, porque serán otros tantos enanos dispersos frente a un gigante. Si hoy, con la sensibilidad a flor de piel, hiciéramos una encuesta popular, daría este resultado: que las competencias contra el fuego sean devueltas al gobierno de la Nación.

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