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Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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LOS PLENOS del Ayuntamiento de León y de la Diputación Provincial no han considerado las urgencias avaladas por socialistas y leonesistas para debatir las propuestas de reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla y León. No sé en base a qué extraña fiebre, todas las autonomías trabajan contra reloj en las reformas de sus Estatutos. Será por contagio. No he conocido, ni conozco, a ningún leonés al que le preocupe sobremanera la reforma. Pueden tenerla en el punto de mira socialistas y leonesistas, pero no sus legiones de votantes. Las reformas estatutarias importan un pimiento a los ciudadanos. Ninguna reforma, o intento, ha gastado tanta tinta como el Estatut catalán. Bien, pues como ya escribí en una ocasión, sólo a un 0,4% de los catalanes les preocupa. Si esos datos se dan en Cataluña, en el País Vasco, en Andalucía o en Galicia, imagínense qué coños les importa la reforma del Estatuto de Castilla y León a los leoneses de Cabrera, del Órbigo, del Páramo, de El Bierzo o de Babia. Nada de nada. Y menos aún que sus representantes fundan las neuronas en mociones para que se contemple el «lleunés» o el «pachuezo», o en reflexiones como las voceadas ayer por Herrero Rubinat en la «Tribuna» de este periódico. Los plenos del Ayuntamiento leonés y de la Diputación Provincial, digo, han acordado posponer el debate para después del tiempo vacacional. El único que agarró el toro por los cuernos ha sido el Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo, cuyo corregidor es también secretario general de los socialistas leoneses. Quizá valga como simbología, pero no deja de ser una traca. Miguel Martínez tiene acreditada su eficacia como corregidor, tanto o más que su forofismo por el Real Madrid. Como aquel viejo entrenador merengue, Miguel Muñoz, -las dos «emes» de sus iniciales coinciden- también puede presumir de tener una flor en el culo. Un día se presenta el ministro del Interior, José Antonio Alonso, y le garantiza la Comisaría de Policía; otro, el presidente de Telefónica, Alierta, le ubica en el polígono industrial de su municipio dos empresas con más de 500 empleos; y otro es la Secretaria de Estado de Asuntos Sociales, Amparo Valcárce, la que fija en San Andrés el centro de atención de disminuidos físicos para todo el Noroeste. O la ministra de Cultura, Carmen Calvo, dándole el cheque del «uno por ciento cultural» para la restauración del edificio Araú. Ya sé, ya, que hay que currarlo. Y Miguel Martínez lo hace. Pero también hay que tener la flor en el culo. Eso es lo que importa a los 30.000 ciudadanos de San Andrés del Rabanedo, no la reforma del Estatuto de Autonomía. Importa todo lo anterior y que avancen los acuerdos para el soterramiento del tren. La foto de todos los implicados tras rubricar el protocolo que hará posible la llegada del TAV a León nos importa mucho más que la reforma del Estauto de Autonomía. Porque todos sabemos que León será otra ciudad cuando culmine el proyecto. Yo espero verlo. No lo hará uno de los «ciegos» con vista de lince. Murió ayer. Se llamaba Carlos y le tenía un gran afecto. Lo siento, de veras, sobre todo por dejarnos en plena juventud.

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