El precio justo

¿CUÁNTO vale una vida humana? Depende de los tasadores. En los carteles del oeste americano se especificaba la cantidad en la que estaban valorados los más insistentes criminales y la cifra iba subiendo a medida que cometían más crímenes. En general, los enemigos públicos, sean del número que sean, no han tenido precio fijo. Los cazarrecompensas los han buscado siempre vivos o muertos y no tanto por garantizar la paz del territorio, sino por garantizarse un buen retiro. ¿Qué cifra ofrecerían ahora los norteamericanos por la cabeza de Bin Laden, aunque estuviera separada del turbante? Si se hacen cuentas, siempre sale más barata la captura de un asesino eficiente que indemnizar a sus víctimas. En eso estamos ahora y como es natural hay muchas discusiones. La Casa Blanca le dio 2.000 millones de dólares a los familiares de los que murieron el 11-S. En cambio, en Downing Street se muestran bastante más cicateros. Sólo ofrecen 11.000 libras, que al cambio vienen a ser unos 16.000 euros, a cada una de las familias de los 52 fallecidos en los atentados del pasado siete de julio en Londres. Nunca sabremos el justiprecio de una vida. La Fundación de Víctimas del Crimen ha calificado de «miserable» la oferta del Gobierno británico, pero nadie acusó de despilfarrador al gobierno que preside George Bush. Hablo de estas cosas desagradables porque quizá el Gobierno español tenga que tasar pronto una muerte en el cuartel almeriense de Roquetas de Mar. Entre otraas cosas, el agricultor Juan Martín tenía el esternón partido a consecuencia del hábil interrogatorio. Al parecer era un hombre muy grande y muy fuerte antes de dejar de ser esas tres cosas. Para calmarle los nervios utilizaron una porra eléctrica. Asusta pensar que, para desacreditar a los miles de funcionarios ejemplares y escrupulosos con la ley, pueda haber sitios donde se refugian los sádicos y los torturadores vocacionales.