Ideas de bombero

CUANDO hace treinta años inventaron el traspaso de competencias a las autonomías a alguien se le olvidó que en verano el fuego lo traspasa todo, así que en un año de incendios forestales como éste se pueden dar entuertos administrativos un tanto cómicos, si no fueran trágicos. Por ejemplo, que a un turista de Murcia se le ocurra hacer una barbacoa en Orense, que está doblando el mapa, para aprovechar unas chuletillas que compró de paso en Segovia, Entonces el fuego pasa al Bierzo, hay que pedir auxilio a los hidroaviones de Madrid, donde no hay playa, procurar que no se estrelle ningún helicóptero de los que la Junta compró de segunda mano en Chile con pilotos emigrados de Rusia, y avisar a los portugueses por si cambia el viento. Más o menos esto, que ahora pasa en Pombriego, fue lo que debió de ocurrir semanas atrás en Guadalajara, pero con una docena de muertos. Y para resolver el problema el Gobierno sólo ha tenido la ocurrencia de que nadie fume en el monte, ni forasteros ni indígenas ni las cabras, que eran las únicas que lo limpiaban de matorral en invierno, aunque no fueran funcionarias. Será porque se parecen demasiado a Valle Inclán, el de las barbas cenizas. En sanidad se ha producido un incendio de proporciones similares con lo del pollo y la bacteria salmonella, que tampoco se contemplaba en los estatutos de autonomía. Los intoxicados son dos mil. Otra diarrea administrativa, pero el día menos pensado se lía una gorda: Carod está incubando ya un huevo de Ibarretxe para la mayonesa de Zapatero.