Diario de León

VENTANA ABIERTA

Grietas en la Guardia Civil

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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LOS POLÍTICOS se han ido de vacaciones, menos los que se quedan de guardia, pero los problemas que dejaron atrás permanecen, calentándose aún más bajo el sol de agosto. El triste, lamentable y trágico suceso del cuartel de la Guardia Civil en Roquetas, con la muerte del ciudadano Juan Martínez Galdeano, no sólo ha producido conmoción en la clase política y alarma en la sociedad, sino que hasta en el mismo seno de la benemérita genera reacciones encontradas. El portavoz de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) pedía ayer la dimisión del director general del cuerpo, acusándole de «opacidad» en los momentos iniciales de la investigación para minimizar los hechos, mientras que otros sectores se lamentaban por su indefensión, supuesta, y por el efecto que la amplitud mediática, social y parlamentaria ha dado a este suceso, poniendo en contra del Cuerpo a muchos ciudadanos. No sorprende así el desconcierto y hasta el desconsuelo que ha producido en muchos guardias civiles parte del trato que, según las cámaras del cuartel de Roquetas, recibió el hombre fallecido. El fiscal jefe de la Audiencia de Almería presenció ayer el interrogatorio del teniente implicado en los hechos. Al abogado de la defensa, que ya ha adelantado las líneas de su estrategia, dijo ayer que el ministro de Interior estaba diciendo tonterías, y es que el letrado defensor, experto en estos casos, extrae más argumentos atenuantes interpretando el informe forense de la autopsia que rebatiendo opiniones sociales o políticas. A la gente que llena las playas del Cantábrico, y disfruta al sol que torra las que se extienden desde Comillas a San Vicente de la Barquera, le traen al pairo las fricciones del gobierno tripartito de Cataluña o los esfuerzos de Zapatero por ampliar su mayoría parlamentaria, pero la sospecha, más bien fundada, de que en el cuartel de Roquetas se habrían comportado unos guardianes de ley de forma supuestamente delictiva ya es un asunto mayor, pues afecta a la opinión altamente favorable de una mayoría ciudadana hacia los guardias civiles, correctos en carretera, atentos y eficaces cuando se les consulta, y siempre impecables en su indumentaria y sus maneras. Siempre que se enfrenta a problemas reales, de gran dimensión sociopolítica, la sociedad responde con división de opiniones, y mientras unos sectores elevan a categoría de prueba lo que les parece evidente, aunque aún no juzgado, otros expresan su afecto a la Guardia Civil con intentos de aminorar lo sucedido en Roquetas, exponiendo todos los datos y detalles que pudieran servir de atenuantes. Pero lo peor de todo, si se exceptúa la muerte de Juan Martínez, es la grieta que parece abrirse en la Guardia Civil entre quienes comparten un espíritu de estricto servicio a la sociedad y quienes, además de servir a la sociedad, expresan cierta benevolencia hacia hábitos que parecen resucitar siniestros trozos del pasado. Nadie o casi nadie piensa que ese cuartel represente al cuerpo policial al que pertenece, y nadie o casi nadie teme que este suceso, a pesar de sus altas derivaciones políticas, no vaya a esclarecerse hasta que no quede la menor zona sombría en todos sus aspectos, desde lo que grabaron las cámaras a las primeras reacciones de la autoridad y el último párrafo del alegato defensivo que lea la defensa.

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