Responsabilidad

EL TERRIBLE accidente que tuvo lugar ayer en Lorenzana alerta una vez más sobre uno de los problemas más graves que pesa sobre nuestra sociedad: el elevado número de víctimas mortales en las carreteras y la impotencia para paliar esta sobrecogedora sangría que llena de luto a tgantas familias. No es éste, desde luego, un problema privativo de nuestro país pero también es cierto que nuestras estadísticas de accidentabilidad no son precisamente para enmarcar sino para reflexionar una y mil veces. La reforma de la Ley de Seguridad Vial, de marcado carácter coercitivo, intenta responder a esa opinión generalizada que se resume en un desasosegado: ¡algo hay que hacer! Pero no es, desde luego, la panacea. La palabra responsabilidad sí es clave. Ojalá todos la tengamos.