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Publicado por
ANDRÉS ABERASTURI
León

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SEGURAMENTE Anasagasti nos lo explicará un día de estos en uno de esos larguísimos artículos que gusta escribir, pero hasta entonces no resulta fácil entender nada. Para mañana domingo, HB (ilegal pese a todo) se permite el lujo de advertir al consejero de Interior del PNV de que no mande ertzainas (legales) a su anunciada manifestación (ilegal). El consejero de Interior del Gobierno vasco (legal) tendrá que decidir entre la ilegalidad de una manifestación o su propia prohibición de que ésta se celebre. Y es de suponer que, a estas alturas de democracia, se imponga la legalidad y la calle sea de todos los ciudadanos y no de unos pocos. Pero ellos, los nacionalistras del PNV y EA, saben que ese juego no puede durar eternamente, que esa política del doble lenguaje no es un invento del Madrid perverso y antinacionalista y centralista y todo lo que Anasagasti quiera; ese doble lenguaje es una realidad y no necesariamente perversa: es que el PNV, o parte de él, vive esa contradicción, tiene una visión bizca -si se me permite la expresión- de la realidad y pretende bendecir la libertad con la mano derecha y abrazar y disculpar a los que atentan contra ella, siempre que sean suyos, con la izquierda, y eso, que se ve claro desde fuera, se empeñan en no asumirlo desde dentro, y por eso nos acusan de todo a los que discrepamos de sus contradictorios postulados. Hay veces que la política sitúa a sus responsables en difíciles encrucijadas. Yo creo que el peligro -salvo que Anasagasti nos lo explique- es hacer de la encrucijada el cuarto de estar y ser.