Diario de León

EN EL FILO

Vandalismo filoetarra

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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LA SEMANA Grande de San Sebastián olvida ya el vandalismo filoetarra que operó anteayer en el barrio viejo de la ciudad y hasta en zonas de su centro urbano. Batasuna se siente impulsada a exhibir su presencia en la actualidad política vasca, aunque sea mediante ese gamberrismo de alta intensidad que sirve de complemento al terrorismo de baja intensidad que practica ahora ETA de forma intermitente. La Ertzaintza puso ayer a disposición judicial a los siete radicales que detuvo durante las algaradas de Donosti. El vandalismo callejero, alborotador y destructivo que practica el radicalismo filoetarra es obviamente un modo de expresión, al que no parece fácil sentar en una mesa de diálogo. Después de las últimas elecciones autonómicas, de las que el plan Ibarretxe salió más bien trasquilado, el diálogo se ha convertido, en su variada gama de sonoridades, en el objetivo de todas las fuerzas políticas vascas, incluida la ilegalizada Batasuna y autoexcluido el PP, que habría adoptado por una actitud desesperanzada de mero espectador. Ocurre, sin embargo, que el PSE también rechaza el diálogo con Batasuna mientras esta coalición no repudie la violencia etarra. Expresan los socialistas su rechazo con audible sonoridad. Con sonoridad nada estruendosa, pero claramente perceptible, dialogan el PSE y el PNV, reavivando viejos tiempos, antes del tristemente célebre pacto de Estella/Lizarra, y esa comunicación reemprendida incomoda a Batasuna, que se ve fuera del momento político. Batasuna ha vuelto a demostrar que si, por un lado, dispone de un cierto respaldo social -mayor o menor, según sea mayor o menor el terrorismo de ETA-, sigue representando fielmente, por otro, su papel de brazo sociopolítico de la organización terrorista, para lo que esgrime en beneficio propio la legalidad que tan a menudo infringe, mientras la infringe y antes o después de haberla infringido. Lo cual la inhabilita para sentarse a la misma mesa con quienes, desde la democracia, respetan las leyes y las sentencias judiciales, aunque a ciertas sentencias las sometan, en el caso del PNV, a las últimas pruebas judiciales. No es una simple anécdota lo sucedido ayer en San Sebastián, y tampoco es una novedad, dado que lleva produciéndose todos los años, y en la misma fecha, desde hace por lo menos una década. Lo que sí podría ser nuevo en el escenario político vasco es el hecho de que Batasuna, anclada en las pretensiones máximas de ETA, ni tiene fuerza o voluntad suficiente para decir a la banda que renuncie a la violencia, ni tal vez ETA piense que, para la estrechez de un diálogo que ponga fin a sus acciones terroristas, no necesita a Batasuna, cuyos dirigentes suelen recrearse en desorbitadas complejidades historicistas e ideológicas.

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