Las estadísticas de la ministra

LEO EN UN PERIÓDICO el pronóstico de la ministra de Sanidad: «Uno de cada tres hombres y una de cada cinco mujeres serán diagnosticados de cáncer en algún momento de su vida». Supongo que la ministra habrá dicho semejante cosa para ver si el próximo sondeo sobre grado de conocimiento de los ministros da resultados un poco más alentadores, porque, si no es así, no se adivina bien qué objeto tiene esta salida de pata de banco. Más exacto, y más cierto, habría sido que la ministra hubiera pronosticado esto otro: cien de cada cien hombres y cien de cada cien mujeres recibirán al final de su vida el acta de defunción. Eso sí que no hay quien lo mueva. Pero como ya nos vamos conociendo, me malicio yo que el propósito de la ministra es buscar desesperadamente apoyos estadísticos para proseguir con su lucha talibán contra los fumadores. Es una lucha que a la ministra le gusta mucho, porque hace que el Gobierno parezca así como más moral, porque vela por nuestra salud. Lo que ocurre es que, para defender su actitud despótica contra los fumadores, ha de recurrir o a estadísticas así de bobas, o a puras y simples mentiras. Sobre las estadísticas, propongo al lector estas otras dos, que son ciertas y oficiales, a saber: España es el segundo país de la Unión Europea más fumador, detrás de Grecia; por otro lado, España fue el año pasado el país del mundo con mayor esperanza de vida. ¿Qué les parece? La única forma de conciliar estas dos estadísticas es concluir que la nocividad del tabaco no es, ni de lejos, la que la ministra se obstina en proclamar. Si fumar fuese tan espantosamente asesino como la ministra dice, hace muchos años que la venta de tabaco sería delictiva; ¡pero es el Estado el que tiene el monopolio de la venta en la península! En cuanto a las mentiras, pongamos una de las más gruesas: la ministra ha dicho que el cáncer es la primera causa de muerte en España. Falso. La primera causa de muerte son los abortos provocados, a gran distancia del cáncer. Las estadísticas oficiales así lo demuestran. ¿Dónde está la moralidad del Gobierno?