La pulga «Conchita»

DEBIÓ SER a mediados de los ochenta cuando la compañía catalana Sémola Teatre recorrió varios pueblos de nuestra provincia en una gira programada dentro del verano cultural que por aquel entonces organizaba (asómbrense) la Diputación Provincial. Sémola tenía una pequeña carpa de circo en la que actuaban grupos leoneses, compartiendo espacio con aquel colectivo de locos maravillosos en cuyo espectáculo -una parodia del circo clásico llena de encanto y sentido del humor- intervenía un intrépido domador de pulgas. La pulga Conchita , traviesa y juguetona, era la protagonista de aquel número, en el que siempre acababa colándose en el bolsillo de algún espectador. Y Joan Grau, Fina Solà y Carles Pujols eran los artífices de aquella compañía. Joan, que en los últimos años se había hecho cargo de la dirección artística, falleció hace un par de semanas en un accidente de tráfico cuando regresaba de un ensayo de su próximo espectáculo. Más conocidos en el extranjero que en su propio país, Sémola había conseguido desarrollar un particular lenguaje visual y poético de una enorme fuerza. Títulos como Esperanto o Centvinticinc obtuvieron una gran repercusión en los principales festivales europeos. La desgracia se había cebado con ellos, primero en forma de vendaval que destrozó su local de ensayos, después en un incendió que destruyó el archivo histórico del grupo y ahora con el mortal accidente de Joan, que coloca a la compañía en una difícil tesitura. A nuestra provincia nunca volvieron a actuar pero estoy seguro de que un puñado de leoneses recordarán, aún hoy, a la pulga Conchita .