Un debate absurdo y sin contenido

CABÍA PENSAR que la tragedia de Afganistán, que ha costado la vida a diecisiete militares españoles, podría discurrir sin un desabrido y destructivo debate político. Pero el debate, que no encuentra sustancia, está siendo irreal y contradictorio. Rajoy, que ha estado prudente, recordó que el Ejército no es una ONG, que sus misiones comportan siempre un riesgo y que precisamente por eso las realiza con armas. Pero, acto seguido, su portavoz de Defensa ha acusado al Ejecutivo de haber enviado tropas a Afganistán a participar en «cciones claramente de guerra». Esta controversia no conduce a parte alguna porque es absurda. La opinión pública querría ver a los dos grandes partidos unidos, en este caso, en torno a posturas de sentido común.