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Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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NUEVAMENTE nos hallamos ante otro intento de la dirección de Batasuna por mantener el máximo de protagonismo y por forzar a las instituciones vascas a asumir auténticos disparates jurídicos. Ni más ni menos, pretende la dirección de Batasuna-ETA que debiera regresarse a la situación anterior a la ilegalización de Batasuna en aquellas otras instituciones en las que, por no haberse podido presentar con candidatura propia, perdió la representación de que disponía y disfrutaba. De hecho, la insólita pretensión de Batasuna se viene planteando con insistentes y muy serias amenazas sobre alcaldes y concejales en numerosísimas localidades en las que dejó de tener representación, y por consiguiente, dejó de tener los correspondientes ingresos para el grupo etarra. Y eso es lo que no terminan de asumir, y por eso presionan de la forma que les es más propia y conocida, con la amenaza, la extorsión y el chantaje, para que los concejales que sustituyeron a los batasunos cedan su lugar a aquéllos. Y las presiones son tales que, en efecto, contra toda norma democrática, algunos concejales de localidades vascas han ido cediendo sus puestos a los batasunos que reclaman un insólito derecho a regresar a su vieja condición, sin haber pasado por el tamiz de las urnas y de la voluntad de los electores. Pero eso parece argumento menor... La actitud batasuna es, como se ve, de aurora boreal, pero, sobre todo, es demostrativa de hasta qué punto se vuelven a ver crecidos y en condiciones de forzar las cosas y de pretender que la política vasca se amolde y acomode a sus intereses y estrategias. Pero están tan creídos de la razón de su fuerza y argumentos, que en los últimos días se han dirigido a los tres partidos que forman el Gobierno tripartito vasco para que les ayuden a recuperar los cargos que la Ley de Partidos les hizo perder, al determinar la ilegalización de Batasuna por entender que no es otra cosa que una prolongación política de la banda terrorista ETA con idénticos fines y propósitos. Batasuna explica y argumenta que, de no haber sido por la Ley de Partidos Políticos, que los retiró de la vida municipal como fuerza ilegalizada, hubieran obtenido más de cuatrocientas concejalías, la mayor parte de las cuales recayeron precisamente en el PNV o en los otros dos partidos que gobiernan Euskadi, EA y EB-IU. De ahí que Arnaldo Otegi, en un gesto de desfachatez sin precedentes, se haya dirigido a esas tres fuerzas, más Aralar, para pedirles ayuda en el propósito de recuperar las concejalías que la ilegalización de Batasuna le impidió disputar y acaso obtener. Alucinante, pero muy real historia en la siempre alucinante y singular Euskadi.

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