Diario de León
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FEDERICO ABASCAL
León

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«ESTAMOS en Afganistán con el apoyo de esta cámara», afirmó el ministro Bono ante la comisión parlamentaria de Defensa. El ejército español ha percibido clara y nuevamente que su misión protectora de las elecciones afganas, objetivo esencial de su presencia allí, tiene el respaldo de la soberanía nacional. Comparecía el ministro en el Congreso, a petición propia, para explicar todo lo investigado hasta ahora sobre la tragedia, y sus causas, de un helicóptero Cougar, en la que murieron diecisiete militares del batallón español. A estas alturas de las investigaciones, la hipótesis más razonable es la del accidente, por la posible coincidencia de un fuerte viento de cola y el vuelo excesivamente bajo del aparato. Sobre el porqué de la presencia de nuestros soldados en ese país, Bono respondió con una explicación minuciosa de las razones de legitimidad internacional que avalan esa presencia. Y sobre el para qué, es decir, qué misión desempeñan nuestras tropas al oeste de Kabul, el ministro dijo que es una misión de paz y también de lucha contra el terrorismo. ¿Lucha contra el terrorismo? Pues sí. De las precisiones del ministro y del portavoz socialista Rubalcaba se desprendía que al terrorismo se le combate también favoreciendo y apoyando militarmente la celebración de unas elecciones legislativas que sienten las bases de un sistema democrático y parlamentario. El Gobierno socialista no sólo apoyó en su momento la presencia en Afganistán de los soldados que envió el anterior Gobierno del PP sino que la ha ampliado considerablemente, siempre, eso sí, con apoyo parlamentario. Bien en un pleno, bien en el ámbito más reducido de la Comisión de Defensa, en la que se aprobó el desplazamiento más reciente a la zona de Herat de un batallón destinado a proteger las elecciones legislativas del próximo septiembre. La autorización parlamentaria se extendió a noventa días, pero el ministro dijo que no va a haber renovación, pues ya ha ordenado que dos días después de las elecciones el batallón empiece a regresar a España. Contó el ministro todos los detalles que ahora mismo reflejan el estado de la investigación del accidente, sin descartar la posibilidad de un ataque exterior, pero su comparecencia invitaba a los grupos contrarios al despliegue militar español en determinados territorios a pedir el regreso de nuestras tropas en Afganistán. Al margen de la actuación incisiva pero no estridente de Zaplana, la sesión del Congreso sirvió para que los militares españoles en Afganistán vuelvan a percibir que los representantes de la soberanía nacional los apoyan, sin la menor excepción, aunque dos grupos no especialmente voluminosos, IU y BNG, pidan su vuelta a casa, y en el cruce de argumentaciones, sobre todo entre el PP y el PSOE, se encendieran luminarias de estéril bizantinismo.

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