Diario de León

Creado:

Actualizado:

LA ÚLTIMA POLÉMICA en este país de polémicas se centra en si Zapatero debe o no comparecer ante el Parlamento para dar explicaciones de lo ocurrido en Afganistán, con el trágico saldo de diecisiete militares españoles muertos en accidente -o incidente- aún sin explicación definitiva. En mi opinión, está claro que Zapatero ha de acudir ante el Congreso de los Diputados para ahondar en lo ocurrido en Afganistán. Y no es que las explicaciones del ministro Bono hayan sido insuficientes: el debate en la comisión de Defensa el pasado miércoles fue bastante completo, y nadie podría razonablemente achacar a Bono haber ocultado o disimulado verdades. Lo que ocurre es que aún no hay dictámenes definitivos, y bien está reconocerlo para no repetir apresuramientos de otros tiempos que tan nefastos fueron. Pero, pese a que el ministro explicó muy detalladamente cuantos aspectos se refieren al accidente de los helicópteros Cougar el pasado 16 de agosto, hay límites impuestos por la cartera específica de Defensa que el ministro no puede traspasar. Y que, en cambio, el presidente del Gobierno en persona debería, de una vez, abordar: cuál va a ser, definitivamente, el criterio para el envío de soldados españoles a otros países (sigue sin estar muy claro, al menos para mí, qué hacemos en Afganistán; todo, probablemente, excepto tareas humanitarias) y si estos envíos responden a un deseo prioritario de agradar a los Estados Unidos. Si es así, como parece tras la nefasta política de agravios inicialmente mantenida por Zapatero y Moratinos, dígase. Si no, demuéstrese convincentemente, y eso es algo que le compete al presidente, y no a sus ministros. Hora es ya de que Zapatero abandone absurdos recatos y circunspecciones y salga a explicar muchas de las cosas que no nos acaban de quedar claras. Da la impresión de que, en el seno del poderío monclovita y en los propios PSOE y grupo parlamentario socialista, existen fuerzas partidarias de alejar al presidente del aire de la calle, de las explicaciones parlamentarias, del contacto con los medios de comunicación en general. Tengo la impresión de que sectores de la opinión pública empiezan a recelar de la consistencia de los planes de futuro de nuestro presidente, como recelan de la solidez de algunos departamentos ministeriales. Claro que, a la luz de todo esto, ZP tiene que comparecer. Para hablar de Afganistán y de cuestiones militares, de política exterior e interior, de seguridad y de estatutos. Y de cuanto queramos preguntarle, porque, al fin y al cabo, el papel de un jefe de Gobierno, situado donde está por nuestros votos y sostenido por los Presupuestos Generales del Estado, es convertirse en el primer portavoz del sistema. Es algo en lo que deberían meditar algunos estrategas de salón pertrechados en La Moncloa y aledaños.

tracking