Diario de León

EL RINCÓN

Bush abandona su rancho

Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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EL HOMBRE teóricamente más importante del mundo se ha visto obligado a dejar que su alfalfa crezca sola. A pesar de lo mucho que le gusta Texas, ha tenido que volver con ciertas prisas a Washington y cambiar los caballos por los senadores. Uno de ellos, perteneciente al último grupo, lleva tiempo piafando. Lo último que se le ha ocurrido hacer es comparar la guerra de Irak con la de Vietnam y no contento con eso pronostica que la actual terminará como la anterior: con un empate. En fin, habla el hombre un día sí y otro también no se si para calmar los nervios. Pero lo que sí es cierto es que se gana a pulso los titulares de los periódicos. Y alguna risa de falsete de quienes lo miran y escuchan con cierta atención. No puede admitir Bush un combate nulo, después de tantos compatriotas muertos luchando contra lo que él llama el eje del mal. Esos 1.500 caídos están minando su popularidad y comienzan a levantarse voces contra su gestión. La más melodiosa entre ellas es la de la cantante Joan Baez, que ha acudido a protestar ante su rancho, pero están siendo las madres, que siempre han odiado las guerras, las que se oponen al propósito del Pentágono de mantener en Irak a 100.000 soldados durante otros cuatro años más. ¿Cuántos muertos y cuántos dólares cuesta instalar la democracia en un país donde no hay ningún demócrata? George Bush tiene curiosidad por saberlo y por eso quiere continuar la guerra. Mientras, Sadam Huseín, que sigue preso en un lugar secreto inflándose de leer el Corán, asegura que está preparado para el sacrificio. Es muy arriesgado eso de dirigir un país: los dictadores suelen acabar fuera de él y a los presidentes electos suelen sacarles de sus casillas, o de sus ranchos. La familia del brasileño asesinado en Londres a manos de la policía, se ha instalado frente al domicilio de Blair, en el número 10 de Downing Street, en unión de otros 150 manifestantes. Piden justicia a gritos y dicen que están hartos de oír mentiras. El premier británico va a tener que pedirle prestada su sonrisa a Zapatero.

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