El general en su laberinto

SIEMPRE se ha dicho que la política hace extraños compañeros de cama, aunque según Groucho Marx lo que verdaderamente hace extraños compañeros de cama es el matrimonio. Tan extraños como que pude darse el caso de que Izquierda Unida votase, al menos así amenazó, junto al Partido Popular para lograr que José Luis Rodríguez Zapatero, el presidsente del Gobierno, explicase en el Congreso de los Diputados el siniestro de Afganistán y los motivos que llevarán a España a mandar más tropas a ese país, o lo que en realidad sea. La caída del helicóptero Cougar sigue trayendo cola. Sus efectos están más claros que su causa. Algunos dicen que volaba demasiado bajo, otros hablan del posible cansancio psicológico de sus tripulantes y no faltan quienes atribuyen la tragedia al mismo motivo por el que pueden empezar las restricciones de agua y le echan toda la culpa al clima o, mejor dicho, a los barómetros, que son los que lo delatan. La terrible desgracia nos había hecho olvidar la salvajada del cuartel de Roquetas, pero José Blanco, el número dos socialista, ha reabierto el debate sobre la continuidad del general Gómez Arruche. En su opinión, el director general de la Benemérita no estuvo a la altura de las circunstancias y no puede seguir «ni un minuto más» en su cargo. Miren por dónde, Blanco está absolutamente de acuerdo con Mariano Rajoy, incluso en el horario. El líder del Partido Popular también le concede sesenta segundos para que se vaya y abandone su cargo, que como todo el mundo sabe -suelo ocurrir en estos casos que el interesado es el único que lo ignora- es meramente circunstancial. El verano está siendo pródigo en reproches. Se acusa a la Xunta de Galicia de ocultar la alerta 2 al considerarse incapaz de frenar los incendios. En Guadalajara, el portavoz de la coordinadora de municipios asegura probado que hubo imprevisión, que faltaron medios y que llegaron tarde. En Almería, el alcalde pide que el Ejército limpie las calles de basura... Son cosas que pasan «en un viejo país ineficiente», que dijo Gil de Biedma. Y que seguirán pasando.