Cerrar
Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

Creado:

Actualizado:

EN ESTAS VISITAS no se llama al timbre. A Rajoy le esperará Zapatero en la escalinata de La Moncloa y luego se darán la mano con la efusión que exige la urbanidad política. Van a dialogar los dos líderes el lunes próximo tras siete meses de desencuentro. Cualquier ciudadano podría anticipar los temas de la agenda que interesan a Rajoy -educación, reformas estatutarias, antiterrorismo y política exterior- y adivinaría los que interesan a Zapatero: los mismos que a Rajoy, pero consensuados por éste. Dicho de otra manera, ZP vería el cielo abierto si el PP le dejara maniobrar, incluso no maniobrando, para conseguir lo que se viene llamando normalización de Euskadi y no es más que el fin del terrorismo. Terciada ya la legislatura, parece llegada la hora de que el Gobierno socialista aclare su criterio, o su diversidad de criterios, sobre el modelo de Estado. El modelo de Zapatero y del PSOE, aunque los socialistas catalanes reclamen más anchura, permanece encuadrado en el marco constitucional, lo cual no acaba de disipar las sospechas y hasta las acusaciones 'populares' sobre la inminencia de una disgregación del país, que podría romperse por la debilidad o la pusilanimidad del presidente del Gobierno. Se ve el PP en una soledad política que lleva hasta ahora con dignidad de viejo hidalgo. ¿Intentará Rajoy sacar al PP de su aislamiento, sellando con ZP acuerdos sobre temas de Estado que dulcifiquen la imagen popular a los ojos del arco parlamentario? A Rajoy, buen gallego, le gustaría restablecer con CiU y CC las relaciones amistosas de otros tiempos, y no para cortar posibles respiraderos al Gobierno socialista sino, sobre todo, para ir haciendo amigos con vistas a las próximas elecciones. Un PP con la flexibilidad suficiente para dejar en manos del Gobierno la delicada estrategia que requieren los problemas del País Vasco sería visto como el partido que de 1996 al 2000, primera legislatura de Aznar, se instaló en el centro, impulsó el diálogo a todas las bandas y, excepto en el asunto de las privatizaciones del sector público, no ofreció ningún signo alarmante de sectarismo. ¿Saldrá Rajoy el lunes de La Moncloa habiendo realizado un ejercicio de acercamiento al Gobierno, en asuntos de Estado, o reanudará la táctica, habitual desde el 14-M, de negarle a Zapatero el pan y la sal? Después de este encuentro en la cumbre, el PSOE iniciará una ronda de contactos con las otras fuerzas políticas, excepto con el PP y CiU, para ampliar sus apoyos en el Congreso. El secretario socialista de Organización, José Blanco, dijo ayer que «se avanza más, y de forma más segura, en compañía que en soledad». Y añadió por si alguien estaba distraído: «Hablar de soledad es hablar del PP». Pero desde su soledad, el PP tiene muchas llaves en la mano, sobre todo en materia de reformas estatutarias, que no podrían aprobarse en el Congreso sin los votos populares. Rajoy puede negociar el modelo territorial con Zapatero desde la fuerza de sus escaños, y ya se sabe que desde la fuerza es más fácil el consenso que desde la debilidad. De La Moncloa podría salir Rajoy esta vez con las bases de una aproximación del PP en asuntos de Estado al Gobierno, dando en materia educativa ZP alguna satisfacción a Rajoy, quien la trasladaría obviamente a los obispos. 1397124194

Cargando contenidos...