Entre otros medios

ESPAÑA SUFRE el año más seco desde que murió Manolete. Es decir, que sufre el año de mayor sequía desde que se tienen datos de lo que llueve, justo desde 1947, que fue cuando se instalaron en este país los primeros puviómetros. El año hidropluviométrico se mide de septiembre a agosto, como casi nadie sabe. La Virgen de la Cueva parece que ha dimitido y al Instituto Nacional de Meteorología le pasa lo mismo que a los barómetros: no puede influir en el tiempo. Ha señalado que la precipitación media ha sido de 411 litros por metro cuadrado, muy lejos de los 613 de los años normales. Ya hay gente que para mostrar su solidaridad empieza a tomarse la ginebra sin agua tónica. Esperemos que la sequedad ambiental no alcance a nuestros corazones. El Gobierno de Estados Unidos pide ayuda a la vieja Europa para las víctimas del huracán. Es un hecho nuevo. El príncipe mendigando, pero ellos nos han echado una mano, a veces las dos, y hay que hacer un esfuerzo, en la medida de nuestras pobres fuerzas. Dios y ayuda. Al parecer el primero estaba distraído cuando llegó el huracán Katrina y ahora urge lo segundo. Sucede que Europa, que ha retrasado su unión para unos cuantos años, está llena de miedos. Entre otros, el mayor es el ascenso irresistible del precio del barril de petróleo. El llamado oro negro, también como consecuencia de la devastación de Nueva Orleáns, cuesta ya 70 dólares. Ha habido que cerrar un millar de plataformas petrolíferas. Algunos profetas, de esos que para no equivocarse anuncian zodiacos funestos, vaticinan que el precio del barril puede llegar a los 100 dólares. Si esto es así, apaga el motor del coche y vámonos andando. Hay que superar el miedo, que dicen que es siempre peor que aquello que se teme. Somos un país empeñado en parcelarse donde el 26 por ciento de los incendios son provocados y el paro llega a los dos millones de personas. No obstante, hay que acudir en ayuda. La generosidad siempre ha sido una virtud de los pobres.