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A CAMPANA TAÑIDA

Replanteamiento de estrategias (2) 1397124194

Publicado por
FERNANDO DE ARVIZU
León

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ES DE LO MÁS URGENTE que el Partido Popular clarifique, ante sus propias bases primero y ante la sociedad española después, sus opciones políticas en torno a cuestiones que en el curso que comienza van a tener una importancia singular. Me refiero a la reforma de los Estatutos de Autonomía de Cataluña y País Vasco -amén de otros- pero más aún a la reforma de la Constitución que pueden entrañar ambos textos legales ¿Pueden llamarse naciones?, ¿en qué queda la misma existencia de España?, ¿puede tener el Estado un papel residual en las comunidades autónomas? Y la pregunta del millón: ¿hay que reformar la Constitución de 1978? De ser así, ¿en qué sentido? La lección del pasado, cuando entre 1812 y 1931 hubo nada menos que once constituciones o proyectos de constitución, ha llevado hasta ahora al PP y también al PSOE a no plantearse reformas. Pero la Constitución actual no son las Tablas de la Ley, es mudable y perfectible. El gobierno ha planteado cuatro reformas posibles, ¿qué piensa de ellas el PP? Tanto si la modificación constitucional se rechaza como si se acepta, hay que debatirla a nivel de partido: éste es un hábito saludable que el PP debe recuperar. Años de poder han hecho caer en desuso el debate a todos los niveles organizativos. Se han venido aceptando sin discusión postulados programáticos impuestos desde arriba, por cerebros que pueden ser brillantes, pero cuyas opiniones no hay por qué aceptar sin contrastarlas con las bases, donde también hay gente que piensa. Con el paso del poder a la oposición, se observa un deseo de vuelta al debate, aunque demasiado tímido por temor a consecuencias que siempre son de índole personal: que le echen a uno a la calle. Pero las cosas son lo que son, el debate interno es esencial en la vida de un partido y no puede ser impedido, ni se soluciona con la mera comunicación de lo que se decide desde arriba. Esto tiene mucho que ver con la moral de los militantes populares en este momento. Cuando el PSOE perdió el poder se convirtió en una jaula de grillos, cambiando de candidato a cada elección (Borrell, Almunia, Zapatero) y la consiguiente agitación en las provincias, lo cual tuvo amplio eco en los medios. A todo partido que pierde el poder le pasa lo mismo, está en todos los manuales de ciencia política. La experiencia debe ser aprovechada por el PP aunque no para cerrar brechas en falso, porque además no se puede. Por lo tanto, hay que vigilar muy de cerca lo que ocurre en las provincias, ya que la actual circunstancia de oposición puede propiciar que algunos tengan como única meta seguir, en vez de ganar las elecciones. Dice un proverbio chino que en agua clara no abundan los peces. Ello significa que puede aprovecharse la proximidad de las elecciones para tratar de promocionar a unos y eliminar a otros como candidatos a alcaldías, diputaciones o parlamentos. Los líderes nacionales ni menos aún los regionales pueden permanecer indiferentes ante tales conjuras. Aunque sea desagradable, hay que meterse en el río, o sea mojarse. Pues pretender que no pasa nada, o no querer oír aguzar el filo de los cuchillos no es una buena actitud: eso siempre acaba con heridas para todo.