Diario de León

TRIBUNA

¿Es necesaria la línea eléctrica Lada-Velilla?

Publicado por
JULIO LAGO RODRÍGUEZ
León

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ESTE ARTÍCULO pretende aportar información sobre la necesidad de construir una nueva línea de alta tensión de muy grandes dimensiones en el corazón de la Cordillera Cantábrica. La montaña central y oriental leonesa, la montaña central asturiana y, en mucha menor medida, la montaña palentina serían, a priori, los territorios afectados por un trazado que arrancaría desde Lada (Langreo) y finalizaría en Velilla del Río Carrión (Guardo). De entrada, un primer análisis del sistema eléctrico español revela que la capacidad de generación del país (potencia instalada) alcanza los 72.500 megavatios, mientras que el consumo de electricidad, en sus valores máximos, se sitúa en una banda que oscila entre los 39.000 megawatios del verano y los 44.000 megawatios de los meses de invierno. Estos datos, disponibles en los informes periódicos que divulga la empresa Red Eléctrica Española (REE), promotora del proyecto, permiten comprobar que el sistema eléctrico puede atender con suficiente margen la demanda nacional de energía. No parece existir, por tanto, razones objetivas que justifiquen el mencionado proyecto Lada-Velilla. Es más, si se afina el diagnóstico se verifica que el sistema eléctrico puede abastecer sin problemas el consumo diario aunque le falle la generación de kilowatios menos segura, caso de las centrales hidráulicas por razones de sequía y de los parques eólicos por falta de viento. Si se ajustan estas posibles mermas por circunstancias climatológicas, la capacidad de generación estable se colocaría en torno a los 50.000 megawatios, una cifra que, de manera holgada, queda por encima de los niveles máximos de consumo. Es evidente que no hay problemas de cobertura. De hecho, este diagnóstico es la postura oficial defendida por los responsables de la planificación energética española. A este respecto son muy ilustrativas las declaraciones del ministro de Industria, José Montilla, de abril y junio de este mismo año asegurando que el parque de generación nacional es suficiente para atender el consumo. Seamos serios. Ninguna lavadora ni ningún ordenador va a dejar de funcionar si no se construye Lada-Velilla. Se está engañando a la opinión pública cuando se afirma que este gigantesco tendido es necesario para evitar cortes graves de suministro. Así mismo, es una mayúscula falsedad decir que esta línea es imprescindible para dar salida a los excedentes eléctricos asturianos. Cualquier persona medianamente entendida en esta clase de industria sabe que la electricidad no se almacena. Se produce y se tiene que consumir en el instante. No pueden surgir, por tanto, tales excedentes eléctricos. Incluso se ha llegado a esgrimir que es vital unir las centrales térmicas de Lada y Velilla, cuando la realidad es que ambas instalaciones ya se encuentran interconectadas a través de La Robla por una línea de alta tensión similar a la que se pretende construir. Basta de engaños. Resulta bochornoso y es inaceptable el cúmulo de mentiras y la ocultación de datos que se está realizando sobre el funcionamiento del sistema eléctrico español, hasta el punto de carecer de fundamento los motivos que aluden a la solidaridad entre comunidades autónomas. Precisamente las economías de León y Asturias se caracterizan por enviar gran cantidad de kilowatios al resto del país. Ambas regiones ya exportan, en el caso leonés, el 85% de su producción eléctrica a otras provincias, alcanzando este porcentaje un nivel superior al 50% en el caso asturiano. No puede pedirse más esfuerzo al norte de España, máxime cuando la generación de energía tiene muy severas repercusiones ambientales. Considérese que Lada-Velilla supone levantar enormes torres metálicas de 51 metros de altura, el equivalente a un edificio de 17 pisos, cada 400 metros a lo largo de un recorrido de 120 kilómetros. El cálculo es fácil. Como mínimo se tendrían que construir 300 torres de alta tensión. El impacto sobre el territorio sería brutal. De ahí que sea una ofensa a la inteligencia de los ciudadanos decir que se puede ejecutar esta línea sin dañar el medio ambiente de la montaña. El asunto no es irrelevante, pues los valles del Curueño y del Torío, así como las zonas delimitadas por los municipios de Boñar, La Ercina, Cistierna, Prado de la Guzpeña y Valderrueda, o el vecino concejo de Aller, llevan más de diez años tratando de afrontar el duro declive de la industria carbonífera mediante el fomento de una nueva economía que tiene como soporte básico la calidad de su patrimonio natural. Mediante el apoyo de planes de desarrollo cofinanciados por las administraciones europeas y españolas, caso de los programas Leader y Proder, la riqueza paisajística del territorio está incentivando las inversiones turísticas en el medio rural, siendo creciente tanto el número de alojamientos hosteleros como las actividades vinculadas con la recuperación de la artesanía, las mejoras de extensión agraria y forestal y la creación de pequeñas empresas orientadas al aprovechamiento sostenible de los recursos naturales. En definitiva fijar población en los pueblos, un objetivo que aparentemente figura en la agenda de todos los cargos públicos. No es complicado ver que la construcción de un macro tendido eléctrico como el descrito haría inútiles estos esfuerzos, perjudicando muy seriamente el proceso de cambio emprendido hacia el único modelo económico que es posible implantar en estas comarcas con el fin de evitar su total marginación. Cabe preguntarse, además, cómo se compatibiliza una red de transporte de electricidad tan agresiva en lugares que recientemente han sido declarados reservas mundiales de la biosfera por su atractivo y excelencia ambiental. Decir que con compensaciones demuestra hipocresía política, cuando no traición a ideas que con supuesto ardor y convencimiento exponen presidentes autonómicos, consejeros y directores generales en sus visitas a los habitantes de zonas de montaña. Ver para creer. Por todos los motivos expuestos es muy comprensible el rechazo social hacia este proyecto. De hecho, cada día gana más adeptos por ser una causa justa y legítima. No hay duda que Lada-Velilla responde más a intereses empresariales, a estrictas razones de mayor negocio, que a intereses sociales, dado que su planteamiento no obedece a una necesidad cierta de resolver problemas de suministro eléctrico al conjunto de los ciudadanos. A raíz de estas reflexiones, juzgue el lector de este artículo qué se puede pensar de políticos como Juan Vicente Herrera, Tomás Villanueva o Ángel Villalba.

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