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Publicado por
MIGUEL A. VARELA
León

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EL PORTAVOZ socialista en el Ayuntamiento de Ponferrada, Roberto Rodríguez, ha presentado la dimisión de todos sus cargos en la corporación alegando motivos estrictamente personales y justo en ese momento se ha abierto con todas las consecuencias el curso político, que en esta parte izquierda del mapa provincial viene a coincidir con las fiestas de septiembre. Los cursos políticos tienen su propio calendario, irregular y dependiente de circunstancias externas, pero como norma general suelen acelerarse cuando empieza a sonar la llamada de las urnas. Y aunque para eso al común de los mortales le parezca que queda aún mucho tiempo, en el hábitat político se olfatea el momento con mucha antelación. Por la ciudad pocos se creen lo de los motivos personales del concejal y aunque nadie tiene porqué dudar de argumentos que afectan a la vida privada de las personas, las tensiones internas del socialismo local cara a decidir el candidato a una alcaldía de Ponferrada que ven posible recuperar dentro de año y medio, pueden haber influido en la decisión de Roberto Rodríguez. Su desaparición de la escena política local no es una buena noticia. Rodríguez, me confesó un día, se afilió al Partido Socialista el mismo día que Felipe González perdió las elecciones, decidido a echar una mano en la necesaria regeneración de la izquierda socialdemócrata. Se le ha achacado bisoñez y falta de carisma para encabezar una lista, aunque hasta los que más lo cuestionan resaltan su honradez y carácter dialogante. Creo sinceramente que su dimisión, que abre el camino al baile de candidatos, es una mala noticia.