Irak y el conflicto irresoluble

TRAS LOS ATENTADOS ocurridos esta semana en Irak, varios altos funcionarios del gobierno acusaron claramente a los suníes de haber cometido tales agresiones con el fin de provocar una guerra civil. En tales circunstancias, las declaraciones recientes del presidente iraquí, Ialal Talabani, en el sentido de que a finales de año los aliados podrían retirar ya 50.000 efectivos, realizadas en Estados Unidos, constituyen una sinrazón absurda, que tuvo que ser enmendada por el propio Bush: las tropas se irán de Irak cuando hayan cumplido su labor. Lo grave es que la hipótesis de la guerra civil no sólo no se mitiga con el tiempo sino que se fortalece: el fracaso de la nueva Constitución, incapaz de suscitar el consenso de todas las etnias, puede abocar fácilmente a un irresoluble conflicto.