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DESDE LA CORTE

Rajoy, gran motor de bodas gais

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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CREO que hasta los curas habían digerido que los homosexuales se puedan casar entre sí. El tiempo transcurrido desde la aprobación de la ley amortiguó su beatífico cabreo y se lo hizo pasar a una carpeta de archivo que se podría titular así: «Catálogo de los males que ZP puede causar a la moral católica tradicional». La experiencia, además, demostró tres cosas: una, que el matrimonio de siempre, el de hembra y varón, no parece que haya sufrido más quebrantos de los acostumbrados (una ruptura cada cuatro minutos); dos, que la familia no se ha desmoronado más de lo que estaba; y tres, que las ganas de casarse que tienen los gays es perfectamente descriptible. Ni hubo riada de bodas, ni se la espera. El Apocalipsis no viene de ese lado. Sin embargo, el PP, de tanto mirar al futuro, ha decidido que lo que pasó ya pasó, pero con una excepción: esos matrimonios. Meses después de aprobada la ley, y agotado el recurso a la manifestación, ha decidido que Zapatero no se vaya de rositas; que lo digerido por la tolerante sociedad no tiene por qué ser digerido por la oposición; y que, si el gobierno no ha sufrido en expectativas de voto, debe ser humillado con una censura del Tribunal Constitucional. Más o menos así entiendo que se ha tomado la decisión del recurso de inconstitucionalidad. Es un plato de venganza: se sirve frío. Es una decisión superpensada: se tardó todo el verano en reflexionarla. Demuestra quién manda en el PP: según reveló Ignacio Astarloa, se trata de una orden de Mariano Rajoy, que ahora concretarán los servicios jurídicos del partido. Y es todo un desafío a las mentalidades liberales de la derecha, que no acaban de entender por qué ahora y no antes; por qué se sirve al PSOE un argumento tan fácil como el de «quitar derechos», y por qué se provocan discrepancias internas, como la manifestada ayer por Esperanza Aguirre y el alcalde de Vitoria. Rajoy debe tener razones que la razón de los demás no entiende. El caso es que el paso parece imparable, y ahora vienen todos los interrogantes: si la ley es realmente inconstitucional, ¿por qué no se recurrió antes? Si el TC suele tardar cinco y más años en dictar sentencia, ¿los tórtolos homosexuales tendrán que esperar ese plazo para formar pareja legal? ¿Se tendrán que «descasar» todos los que contraigan matrimonio en ese tiempo? Bonito entretenimiento para charlas de salón. Personalmente, lo que pienso es lo siguiente: el PP se acaba de convertir en el gran motor de bodas gays. Su recurso va a movilizar más matrimonios de homosexuales que la ley misma. Toda pareja con ganas de unirse se casará lo antes que pueda. La consigna será: rápido, rápido; antes de que lo prohíba el Tribunal Constitucional.

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