Reflexión sobre las cajas

ESTRENAMOS hoy el otoño. Dentro de unos días, más si persiste la sequía, comenzarán a caerse las hojas de los árboles. Lo harán cansadas de tanto decirle adiós a los vientos. Y en este estreno otoñal creo que tiene razón el presidente popular, Mariano Rajoy, cuando propone modificar la legislación para que las cajas de ahorro no estén supeditadas a los gobiernos autonómicos. El motivo de esa reflexión y propuesta es el recelo ante la posibilidad de que la Caixa caiga en manos del tripartido catalán. La Caixa es la primera caja española. Para Rajoy, si la controla el tripartito, es como entregarle una bomba de neutrones. Según el líder de la oposición, eso ya ha ocurrido con Caixa Catalunya, la tercera en el ranking de las entidades de ahorro españolas, que ahora tiene como presidente a Narcis Serra, aquel ministro de Defensa virtuoso del piano. Con una mano tocaba el piano, pero con la otra rubricaba el cese a los jefes militares residuales del franquismo. Mariano Rajoy también podía haber añadido, aunque lo calló: o como le ha ocurrido a Caja Madrid, la segunda caja de ahorro española, que sienta en la presidencia de su consejo de administración a Miguel Blesa, un amigo del ex-presidente José María Aznar. Pero, bueno, lo cierto es que la propuesta, además de sensata, prudente y valiente -no en vano la hizo en la sede central de la Caixa- se me antoja como positiva. Es la reflexión desde nuestras latitudes, donde hemos visto cómo el gobierno autonómico iba modificando sucesivamente la legislación para controlar a las cajas de ahorro y limitar su independencia. Ha sido una constante en los últimos años. La propuesta de Mariano Rajoy, pues, sólo puede ser aplaudida, debiendo recuperar un papel más importante en la composición de sus órganos tanto entidades como representantes de la sociedad civil. El motivo de la reflexión de Mariano Rajoy es, como se sabe, por la Opa de Gas Natural sobre Endesa. Opa que sigue derramando ríos de tinta sobre las rotativas de los periódicos españoles. A estas alturas debe rotundizarse que, tal y como fue formulada, ha fracasado. Porque las acciones de Endesa ya valen, o se cotizan, en Bolsa más de lo que ofreció Gas Natural por ella. Así no hay quien venda. Nadie da un euro a 90 céntimos. Y mucho menos los que, día a día, buscan jornales en los paneles de la Bolsa. Y un apunte final: El consejero de Agricultura de la Junta de Castilla y León, José Valín, sigue buscando la trifulca política. Cuenta con el aliento de Juan Vicente Herrera, aunque de forma subliminal. La novedad es que ahora parece pretender que el consejero de una comunidad autónoma acompañe a una ministra del Gobierno de España a Bruselas en condiciones de igualdad y no de persona subordinada. Lo que hay que llegar a oir. Esa posición sería la que mantendría un miembro del tripartito catalán. Carod-Rovira, por ejemplo. Pero resulta muy extraño escucharlo en boca de un consejero autonómico del Partido Popular, salvo que todos los argumentos sean buenos para la trifulca.