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Publicado por
JULIA NAVARRO
León

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EN EL PP son muchos los que creen que, si Mariano Rajoy tiene un traspiés en las próximas generales, o sea, dentro de dos años, será el momento de buscar un nuevo líder capaz de conseguir llegar a La Moncloa, y ya hay quienes creen que Esperanza Aguirre será quien dé un paso al frente para asumir el liderazgo de su partido. En realidad, en el PP hablan de Esperanza Aguirre y de Rodrigo Rato. A Rato le añoran en filas populares, y con razón, no sólo porque es un hombre inequívocamente de partido, sino porque representa un estilo distinto de hacer y estar en la política. Rodrigo Rato encarna al centro-derecha moderno y europeo, mientras que Esperanza Aguirre es una genuina representante de la derecha conservadora, pero una derecha sin complejos, pragmática y con ciertos ribetes liberales en algunos asuntos. Claro que la esperanza de doña Esperanza es que su compañero de filas Rodrigo Rato no desembarque en España y se instale en la alta política internacional, porque, sin Rato en el horizonte, ella sí que tendría una oportunidad de oro para hacerse con el santo y seña del control del PP. Por lo pronto, doña Esperanza está marcando territorio y ha dejado patidifusos a los «jefes» de su partido, amén de a parte del electorado del PP, al disentir de la decisión de Rajoy-Acebes de presentar un recurso de inconstitucionalidad contra la ley que regula los matrimonios entre homosexuales. Esperanza Aguirre está convencida de que ésa no es la batalla que tiene que librar la derecha, que la ley ahí está y que difícilmente habrá marcha atrás, y que es mejor gastar energías en otros asuntos que de verdad preocupen a los ciudadanos y desgasten al Gobierno Zapatero. Son muchos los constitucionalistas de todo color que auguran que el recurso de Rajoy no saldrá adelante. Pero Rajoy y los suyos están convencidos de que, más allá del resultado final, es decir, de lo que diga el Constitucional, sí hay un sector importante de la derecha que espera ese gesto del PP. De manera que, tanto para Esperanza Aguirre como para Rajoy, la decisión de la moción es una cuestión de «oportunidad». Para doña Esperanza, la presentación del recurso es «inoportuna», para don Mariano es oportunísima. Pero más allá de que se presente o no este recurso, lo que empieza a aflorar es lo que para muchos observadores políticos es evidente: que doña Esperanza ha iniciado su carrera hacia Génova 134, para desde allí intentar la conquista de La Moncloa. Y en eso está, salvo, eso sí, que Rato decidiera aterrizar.

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