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A CAMPANA TAÑIDA

Viaje a la ONU (y otras menudencias)

Publicado por
FERNANDO DE ARVIZU
León

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EN LA actualidad la ONU tiene mal fario. Ir por allí trae mala suerte y no da buena fama. El presidente del gobierno se acercó por la Asamblea General, presidida por un secretario general que ha llenado los bolsillos de su hijo con aquel programa de petróleo por alimentos, con el cual, dicho sea de paso, también se los llenó Sadam Hussein. El Sr. Annan dice que parece que ha habido corrupción y que algo habrá que hacer, pero sigue en su puesto. «Hagamos todo, todo, menos dimisión» (dice un ministro en la zarzuela El rey que rabió). Zapatero llegó allí con dos objetivos. Uno necesario, que es recomponer las relaciones con su odiado Bush y su gobierno. Para eso se llevó nada menos que al rey, que es nuestro mejor embajador, porque si a ZP le fruncen el ceño en Estados Unidos, con el rey son todo sonrisas. Pues ni por esas. En la recepción del Waldorf Astoria, Zapatero y Moratinos -el amigo de Arafat- solo pudieron saludar a Bush en un besamanos de tiempo meteórico y fila kilométrica. Nada de hablar durante varios minutos, como ha dicho el aparato de prensa y propaganda: apretón de manos, saludo y al siguiente. El rey no estaba en aquel acto. Luego habló ante la Asamblea de su idea de alianza de civilizaciones. Si el rey estuvo, no debió estar. Pero en fin, Zp persiste en su novedosa teoría, aunque falta ver el caso que harán los musulmanes, los asiáticos y otros africanos. Por no pregonar la idea, que no quede. Otra cosa fue su conferencia en el Foreign Relations Council, organismo privado en que ocupó la tribuna después de Vicente Fox. Aparte de que habló de terrorismo, nada sabemos de lo que dijo ni de la reacción del auditorio, pues no quiso que entrasen los periodistas. No fue el Council, el censor fue Zapatero. Transparencia, desde luego, no hubo. Mis fuentes son seguras. Cabría recomendarle que aprenda inglés cuanto antes: los auriculares no benefician su presencia internacional. Por lo demás, aquí se han aprobado dos leyes que tocaban en el guión. Una, la de Defensa, donde el consenso entre gobierno y PP se rompió nada menos que por una conjunción: «y» por «e». No creo que se tratase de una disputa de gramáticos, ni que el cambio revistiese una importancia tan crucial como para hacer imposible el consenso. En realidad, obedeció al texto escrito del acuerdo tripartito del PSOE con ERC e IU, donde se dice que se podrá dialogar con el PP, pero que en ningún caso se concluirán acuerdos con él. Pues eso, los pactos a respetarlos, y el interés general de la nación al baúl de los recuerdos. La otra ley es la desmembración del Archivo de Salamanca, exigida también en el texto de dicho acuerdo tripartito. Un alcalde socialista de Salamanca dijo que esos papeles saldrían por encima de su cadáver. Ahora a los socialistas les obligan a decir que está muy bien, porque esos papeles pertenecen a Cataluña. La tal ley es un disfraz de una decisión arbitraria y claudicante ante quienes se ciscan en España pero apoyan al gobierno, por ahora. Pues si hay que devolver, podrían comenzar por devolver el patrimonio de León que se llevó a una exposición al Museo Arqueológico Nacional hace cien años y allí sigue ¿A que no?

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