Cañete y la remolacha

LA MAYOR parte de los economistas de España, singularmente los ajenos a las plantillas FAES, suelen registrar con un cierto espanto las intervenciones del tan célebre señor Miguel Arias Cañete, abogado del Estado excedente -mejor para el fisco- y que, como se me ha recalcado tantas veces, «está emparentado con los Domecq». ¡Vaya suerte! No todo el mundo puede presumir de semejante parentesco y ostentar -bajo el mandato de José María Aznar- las carteras ministeriales de Agricultura, Pesca y Alimentación. Y no se trata sólo de tres carteras, con ser muchas,se trata de la capacidad insistada del señor Arias Cañete -Cañete para los íntimos- con unos resultados que presenta el agro español, que no bastan pañuelos para las lágrimas, o de la pesca con el récord de seis años sin convenio pesquero con Marruecos, pero ya se sabe que Mojamé como le llaman algunos voceros de la Cope no puede ser más malo; este año, precisamente bajo el Gobierno de Rodríguez Zapatero se ha fordado el primer convenio. Cañete ha reconocido, y es mucho, que más vale un convenio que ningún convenio -seguramente muy pronto descubrirá el Teorema de Pitagoras- aun cuando deje la trinchera crítica que le ha proporcionado Mariano Rajoy, nos diga, que dada la amistad con Marruecos debería haberse incluido la pesca de cefalópodos ¡Y qué más! Por otra parte, hace muy pocos días la plana menor del Partido Popular, con Mariano Rajoy a la cabeza se reunía y se desmentía el rumor, según el cual, al regresar el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, de México, D.F., sería sustituido por Ángel Acebes. Como puede verse, las desgracias nunca vienen solas. Ciertamente todo lo que se refiere a la ordenanza europea del azúcar afecta a nuestra agricultura e incluso a la estabilidad social de Castilla y León. Pero me ha sorprendido y mucho que el señor Mariano Rajoy disponga de un cartucho importante y este no es otro que la alianza sin recortes de suerte que Francia se alíe con España en este asunto que es, sin dujda trascendental. Tal vez la cuestión queda adecuada si se tiene en cuenta que el señor Rajoy recomienda al señor Rodríguez Zapatero que se entreviste cuanto antes con los señores Chirac -al que supongo convaleciente- y Schröeder -que sin duda estará inmerso en los pactos postelect orales-; una actividad, desde luego, que el señor Rajoy no ha podido ejercer.