Diario de León

DESDE LA CORTE

La proclamación de la nación catalana

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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«CATALUNYA es una nació». Así dice, textual y escuetamente, el artículo primero de la «Propuesta de proposición de ley orgánica» que ayer aprobó el Parlamento catalán. En una redacción anterior, ese texto era más digerible incluso para los más resistentes al marco legal que se quiere crear. Decía: «Cataluña es una nación que se constituye en comunidad autónoma». Esto significa que el catalanismo político se ha impuesto de tal forma que no ha querido hacer ninguna concesión a quienes propugnan no salirse del marco constitucional. Esa definición caerá sobre el Congreso como un desafío al concepto de España, como un reto al PSOE que empieza a sufrir esquizofrenia, y un entendimiento tan laxo de la Constitución, que tendrá difícil pase. Si a ello se añaden la consideración federal del estado español, los cambios de los criterios de financiación, la poca querencia que el texto demuestra hacia la palabra España (casi siempre sustituida por el «estat», el estado), y la cantidad de leyes orgánicas que obliga a cambiar (casi un centenar), su destino final es absolutamente incierto. Tan incierto, que en su primer impulso don Mariano Rajoy ha pedido que ni siquiera se admita a trámite. Esta solución sería la más equivocada de todas. Al margen de su contenido, el proyecto de Estatuto se ha redactado con absoluta pulcritud: se redactó en el parlamento catalán como prevé la legislación, reunió la mayoría exigida de dos tercios y llegará al Congreso con consenso notable. No se le puede dar el portazo, como si se tratara de algo surgido de un puro impulso separatista. E s de suponer que sus redactores y sus votantes en el Parlamento, con tantas responsabilidades de gobierno, han querido hacer un proyecto de máximos, pero están dispuestos a discutir las correcciones que la mayoría española considere precisas para acomodar el texto a la Constitución. En todo caso, si el proyecto fracasa en el Congreso, que fracase con pulcritud en el procedimiento: sin que nadie puede acusar al sistema parlamentario de haberse cerrado al catalanismo. Pero es tan delicada la situación, sobre todo para el Partido Socialista, que hoy es imposible hacer un pronóstico. ¿Van a aceptar ese contenido los ministros que han dicho recientemente que sólo España es la nación? ¿Van a aceptarlo los diputados que, como Alfonso Guerra, creen que estamos ante una violación de la Constitución? Cuidado, que podemos estar en vísperas de una crisis constitucional a largo plazo, y metidos de lleno en una crisis de partido gobernante. Quizá se haya hecho todo mal desde el principio. Si se pensaba en superar las previsiones de la Constitución, había que haber empezado por ahí, y no por hacer un texto «a ver si cuela ».

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