Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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EL JEFE del Estado Mayor de la Defensa, general Félix Sanz Roldán, ha expresado su preocupación por los planteamientos del Estatuto de Cataluña. Los militares, como la inmensa mayoría de los paisanos, queremos que España siga siendo patria común e indivisible. En vista de eso, el pintoresco y extremista líder de ERC, Carod-Rovira, le ha acusado de injerencia. O sea, de meterse en lo que sí le importa. En opinión de este personaje, triste y bruscamente célebre, nadie puede parlar del tema fuera del Parlamento. Prohibido decir esta boca es mía, ni esta patria era mía y quiero que siga siéndolo. Claros barones del PSOE, un tanto avergonzados y otro tanto indignados, empiezan a cuestionar eso de la obediencia debida a su jefe supremo. La macabra carambola que le dio acceso al poder, tras una votación totalmente legítima, no les obliga a participar en el troceamiento de España. Por eso los claros barones emergen de las tinieblas. El presidente extremeño encabeza la rebelión. Motín a bordo. En la revista Temas , cuyo consejo de redacción preside Alfonso Guerra, se dice que el Estatut «está mal guisado» y por ahora es «incomible». No resulta una dieta adecuada en este momento de la vida española, cuando los subsaharianos hambrientos apedrean guardias civiles y saltan la insuficiente valla. Trescientos cincuenta en la última tacada. El gerente de todo este gran lío que se ha formado, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, se niega rotundamente a renunciar al concepto «nación» con el que se abre el texto y pide audiencia al Rey y explicaciones al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Por si todo esto fuera poco, el presidente del Barça, Laporta, dice que su equipo apoyará el Estatut. Que a nadie le extrañe ver al portugués Deco y al brasileño Ronaldiño pidiendo la independencia de Cataluña en el Bernabéu. Los goles ya los han metido los políticos y a ellos les basta con saludar.

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