No hay excusas

NO SE pueden admitir las excusas del consejero de Sanidad de la Junta de Castilla y León, César Antón. No puede ser que las ambulancias lleguen tarde y mal para atender a un muchacho herido que está en el mismo corazón de León, en la Plaza de Santo Domingo, tras ser arrollado por un autobús. Argumentar que a esa misma hora fueron requeridos los servicios por otra urgencia es, cuando menos, descorazonador. Y escudarse en preferencias médicas, inaceptable. ¿Es que en una ciudad como León no pueden darse dos emergencias a la misma hora?. De eso sabe mucho la policía. El chaval estaba agonizando sobre la brea de Santo Domingo y las ambulancias no llegaron a tiempo. Si llega a producirse el accidente en un pueblo de los Argüellos o de los Ancares todavía estarían de camino. Se mire por donde se mire, hay algo que no funciona en el 112, en la organización de las ambulancias medicalizadas o en la Consejería de Sanidad. Debe aclararse inmediatamente dónde está el fallo. Porque fallo ha existido. De ninguna manera puede admitirse como normal lo ocurrido con la asistencia al muchacho Yuri, hijo de matrimonio mixto ruso/español. Si hubiera llegado a tiempo la ambulancia, podría haberse salvado o no, pero con estas cosas no se puede hacer demagogia. Lo que es seguro es que si no llega con urgencia no se atiende al herido. Es necesario, por lo tanto, una aclaración en debida forma. No se trata de salvar la imagen ante el espejo, sino de poner remedio para el futuro. Por otro lado, tenemos el caso de la presidenta de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), Helena Caballero. Esta mujer no deja de sorprendernos. Es ya esperpéntico. No sólo no resuelve ninguno de los problemas existentes en el ámbito de su competencia, sino que es como una máquina de crear problemas nuevos a los usuarios del agua, a los regantes, al Gobierno y a los socialistas, especialmente en la provincia de León. Y no sólo aquí, también en las demás provincias de la Cuenca del Duero. La última hazaña de esta presidenta ha sido dejar sin el agua de Riaño a los cultivadores de remolacha que aún necesitan uno o dos riegos más, no sólo para el grado de riqueza de la cosecha, sino también para poder recolectarla. Helena Caballero corta el grifo a los remolacheros leoneses mientras autoriza nuevos trasvases al Carrión. Como todo el mundo sabe, Riaño es el embalse que más agua acumula a estas alturas del año -un año seco, agrietado, duro, sin musgos- dentro de la cuenca del Duero. No debería existir, por tanto, problema alguno para que los remolacheros puedan disponer de la cantidad de agua que necesitan para completar la campaña. Sin embargo, Helena Caballero consigue aunar las decisiones equivocadas, tomadas de forma unilateral y despótica. Y, además, en el momento más inoportuno. Es necesario y conveniente su relevo al frente de la Confederación Hidrográfica del Duero. Me consta que ha empezado la cuenta atrás. El Gobierno carece también de excusas para mantenerla en el cargo. No es la primera vez que desde este balcón lo he reiterado. Ojalá sea la última.