Diario de León
Publicado por
GERARDO GARCÍA MACHADO
León

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HAY diversas maneras de arruinarse, pero una es la más segura. Dedicarse a la agricultura. La frase no es mía, me la dijo un buen amigo, médico en el transcurso de una comida. Los que teníamos alguna confianza en que el campo remontara las dificultades y se estabilizara como una actividad más, hemos hechos inversiones que rozan las desmesura. Tremenda equivocación. No tiene arreglo. Que no gasten más saliva inútil ni los milagreros de la Junta de Castilla y León ni los estañadores del Gobierno Central, por que es tanta la propaganda y la tinta que corre, que algún urbanita cree que estamos nadando en dinero procedente de las subvenciones. Hasta tal punto lo creen, que la semana pasada, un tonto ilustrado al cual entrevistaron en el diario El País , afirmó que los agricultores éramos el 1% de la población de Europa y nos llevamos el 40% del presupuesto a nuestros bolsillos, por lo cual, remacho, que odiaba las vacas. Como todo el mundo sabe el campo no tiene puertas, por tanto, puede dedicarse a la agricultura todo aquel que lo desee. Pero caso curioso, nadie, absolutamente nadie, que se ha marchado del campo, ha vuelto a él, salvo el fin de semana a comer la tortilla. Me gustaría que un sólo agricultor o ganadero, -uno sólo- de esta provincia, afirmara que su explotación le es rentable, equiparando, inversión, ingresos bruto y beneficio neto. No hay nadie. Ni un producto es rentable ahora mismo. Ni el maíz, ni las patatas, ni los cereales en general, ni la leche, ni la carne, y ahora la reforma de la O.C.M. es el final de la remolacha azucarera. Por tanto, ni el Zapatero actual, ni los Zapateros anteriores, ni los que puedan venir van a hacer nada por solucionar el problema del campo, por que están convencidos de dos cosas: que el campo siempre ha existido y que en el campo no hay votos. El interés de los distintos gobiernos por los temas agrarios se refleja en los nombramientos de los ministros de Agricultura: Aznar nombró un latifundista con fuerte participación en diversas empresas. Zapatero nombró el gabinete completo, excepto la ministra del ramo, que tardó 20 días en descubrirla. Doña Elena Espinosa era presidenta del puerto de Vigo y sabría mucho de estiba y desestiba. De agricultura, cero patatero. Intervino en el nombramiento el dedo de Pepiño Blanco en su labor de fontanero mayor del reino. Con estos mimbres, pretenden trenzar el cesto de la agricultura española, y así nos va. Por si las cosas están poco embarulladas, el contencioso entre la Junta y el Gobierno Central es permanente y muy especialmente en asuntos que debieran aunar criterios y esfuerzos. Ambas administraciones, siguen utilizando en las provincias los voceras de turno, que suelen autoproclamarse sindicalistas agrarios puros. Así en León la Junta tiene a Turrado y el gobierno de Zapatero tiene al petrolero de Cabreros. Este último sobre todo, tiene tal empanada mental, con la industria que va a montar, que envuelve la biomasa con el bioetanol con el biodiésel -cito palabras suyas- sólo le queda biodramina para los dolores de cabeza. Este analfabeto funcional y otros similares, hacen una labor de entretenimiento y engaño permanente, que ha llegado hasta aquí. Ahora se está agotando. Mientras este sujeto hace esta labor, el Gobierno le dedica las 24 horas del día al Estatuto de Cataluña, como si no hubiera más problemas en el país. El presidente Zapatero no sabe a qué extremos está llevando el asunto de Cataluña, ya que está sometido a una permanente extorsión y el chantaje cuando empieza, no tiene fin. Y si en su propio partido no le ponen freno, que apaguen la luz y cierren las puerta. De esta provincia, sabemos de lo que es capaz el de las profundas convicciones democráticas, por mantenerse donde está. Y volviendo a los temas agrarios, por lo que le toca a la Junta de Castilla y León, en los cuales tiene todas las competencias, es muy difícil empeorar la gestión que están haciendo. Absortos entre el turismo rural y las subvenciones, no se dan cuenta que son políticas equivocadas. ¿O sí se la dan? El campo necesita intervención, para saber donde quedan los márgenes entre agricultor-consumidor. Pero el cascabel a ese gato no se lo pone nadie; están empapados de globalización y libre mercado y no saben que quienes inventaron el sistema, no se dieron cuenta adónde iba a llegar la broma. Hablan de modernizar con nuevos regadíos y concentraciones parcelarias proyectadas hace 25 años, subvencionando las plantaciones de chopos y dejando dos marcos de distancia a criterio de los intereses, desinterés o grado de tontura que tiene el alcalde de turno. Así, mientras hay ayuntamientos que han decretado para zonas concentradas 50 metros del lindero (con muy buen criterio) y el resto del terreno distancia libre, hay otros que plantan a 4 metros. Cabe preguntase ¿se puede gastar el chorro de millones que cuesta una concentración, para que los propietarios jubilados planten chopos? ¿es ésta la renovación generacional de la que tanto se les llena la boca? ¿ignoran que en una vega cualquiera, en la cual se planta el 10% de la superficie, el efecto dominó funciona automáticamente? ¿qué hacen los cuatro jóvenes que quedan? ¿labran entre los chopos? Estos altos cargos ¿pisan el campo? ¿saben la realidad del mismo? ¿saben que el agricultor con 55 años, sólo está deseando jubilarse y perderles de vista? ¿saben que detrás no deja a nadie, porque nadie quiere quedarse? ¿dónde está la abundancia y el bienestar del campo? ¿los altos cargos y los funcionarios cobran a fin de mes?. Pues entonces para qué vamos a seguir preguntando. Que sigan vendiendo motos usadas, que lo que no se produzca aquí lo importamos de China. Y cualesquiera cuestión de Estado que haya que resolver, aplicamos la anécdota de los cajones -he dicho cajones- de Franco. Dicen que el dictador, tenía un cajón a cada lado de la mesa; en el de la derecha depositaba los asuntos que había que resolver; y en el de la izquierda los que resolvía el tiempo. Cada cual saque la conclusión que le parezca.

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